V | Capítulo

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CAPÍTULO 5


MELISSA


— ¡Ma! —baje la mirada de los tipos de fideos que había y mire a mi hijo—. Mira—señalo a fondo de pasillo—. ¡Quero! —chillo mirándome con aquellos grande ojos celestes.


Mi hijo era hermoso.


Seguí con la mirada el brazo de Christian al final del pasillo, donde empezaba la zona de dulces. No pude ni hablar cuando mi hijo ya había emprendido el camino a ese lugar, bufe antes de agarrar un paquete de fideos y seguirlo con el carrito de compras. Reí cuando llegue y Chris ya tenía dos paquetes de gomitas y chocolates entre sus manos.


—Cariño deja eso—murmure antes de tomar las galleta favoritas de Chris y algunos chocolates—. ¿Quieres gomitas también?


— ¡Mia! —se abrazó al paquete que le había quedado.


—Bien, bien—reí—. Vamos entonces, tenemos que buscar tu acondicionador, ya se te ha gastado.


Lo siguiente fue llenar el carrito con cosas que máximo me iban a durar tres semanas, siempre hacia compras enormes para no tener que volver al supermercado al día siguiente, con un hijo y con el trabajo sin horaria que tenía, hacer las comprar era lo último en mi lista.


Pague las compras y le di algo de dinero a unos de los chicos que trabajaba ahí, para que llevara las bolsas hasta mi coche, ya había tenido una mala experiencia cargando bolsas con Christian siguiéndome los pasos, nada bueno sale de no tomas la mano de un niño de tres años.


—Gracias—despedí al chico subiendo a Chris en los asientos traseros en su silla de transporte.


La segunda para fue en la lavandería para retirar la ropa sucia que había dejado ayer, antes de agarrar la ruta más larga y peligrosa de la cuidad, no paso mucho tiempo cuando pare en una gasolinera.


—Hola Dom—salude al gran hombre desde la ventana tendiéndole dinero—. Cárgame 400 y si puedes llamar a Ryan te lo agradecería.


—Claro cariño—asintió tomándome mi dinero sonriéndome—. Hola Chris—saludo antes de partir fuera de mi vista.


Observe por el espejo retrovisor a Christian mirar todo con curiosidad, rara vez lo traía aquí pero cuando ya no tenía tiempo lo traía conmigo, no paso mucho cuando tenía a un Ryan castaño caminando a mi dirección.


—Hola amor—vocifero besando mi mejilla.


— ¿Nuevo color? —señale su cabello.


—La semana pasada una cámara del banco capto mi cabello verde—bufo pasando una mano por ese mismo—. Mike me recomendó cambiarlo por ahora.


—Hizo bien—asentí viendo de reojo como Dom cargaba mi auto—. ¿Qué tienes para mí? —lo mire.

Una Madre En La MafiaWhere stories live. Discover now