Capítulo 12

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Lauren's POV

Estaba tan dolida, tan tan dolida, que ni siquiera podía mirar a Camila a la cara, simplemente leía algunas cartas que me había dado Dinah sobre el equipo de Nueva York. Se fue, porque yo no respondía a nada más de lo que Camila decía, porque no merecía mi tiempo. "Siento lo que dije", me decía, pero yo no quería escucharla. Y así, en casa, pasaron las horas. Dash estaba tumbado en el suelo a mi lado, mientras yo estaba en el sofá mirando al techo con las noticias de fondo. Hablaban de mí, y de cómo los New York Giants volvían a estar interesados en mí.

-¿Crees que deberíamos irnos, Dash? -Bajé una mano para acariciarle la cabeza lentamente, y él no se movió. -¿Crees que deberíamos dejar de molestar a esa familia? -Murmuré antes de soltar un pequeño suspiro, cerrando los ojos. Camila había dicho que lo sentía, pero no lo retiraba.

Mi móvil empezó a vibrar encima de la mesa, y alargué la mano descolgando casi sin mirar.

-¿Sí? -Respondí pasándome una mano por la cara.

-¿Quién eres? Vaya... -Se escuchó una risa. -¡Se escucha en alto!

-¿Maia? -Fruncí el ceño incorporándome, mirando a los lados.

-Sí, -se rio bajito- ¿quién eres tú?

-Soy Lauren, ¿qué haces con el móvil de tu madre? -Maia comenzó a reírse y hacer ruidos.

-¡¡Lauren!! ¿Dónde estás? Te echo mucho de menos...

-Estoy ocupada, Maia, yo...

-Maia, ¿a quién estás llamando? -La voz de Camila sonó de fondo algo agitada. -No puedes molestar a la gente, cariño.

-Pero mami...

-No. -Y colgaron. No sabía que era yo, porque si supiese que era yo probablemente actuaría de otra forma.

Volví a tumbarme en el sofá suspirando, porque estaba agotada de sentirme así. De sentir como si me taladrasen la cabeza y el pecho a la vez.

-Las echo de menos, ¿sabes? -Reí un poco, negando, porque no podía ser. Era como si Camila no quisiese que me acercase a ellas, y sí, entendía que no iba a ser nunca su madre, ni nada parecido, ni siquiera un familiar, pero me hundía oírlo.

* * *

Dash tiraba de mí mientras lo paseaba, y era incluso más fuerte que yo. Es más, creía que él me paseaba a mí en vez de yo a él. Era demasiado bueno, lo saqué de la protectora siendo un cachorro, ni siquiera se fiaba de mí, no me dejaba tocarlo, y ahora casi ni se separa de mi lado.

-No te vayas, ¿eh? -No había ninguna zona libre, pero tenía que sacar dinero del cajero, así que até a Dash al poste de una señal de stop y él se quedó allí, mirándome mientras yo sacaba dinero.

Me acerqué al cajero e introduje la contraseña y la clave de la tarjeta, observando el saldo en cuenta. Lo que de verdad me daba pena es tener todo ese dinero ahí y que Camila y Maia estuviesen pasando frío. Saqué el dinero y lo guardé en la cartera, girándome para volver a coger a Dash, pero para mi sorpresa, Maia estaba abrazada al cuello de Dash dándole un beso en la cabeza.

-¿Maia? -Guardé mi cartera en el bolsillo y me acerqué a ella, antes, mirando a los lados. -Maia, ¿qué haces aquí?

-¡Lauren! -Se abalanzó a mi cuello, y yo no sabía si responderle al abrazo o no. -¿Dónde estabas? -Su voz era tan inocente y dulce, que casi se me derretía el corazón al oírla.

-Maia, ¿qué haces? -Camila apareció casi corriendo, y al verme paró de golpe. Yo me levanté y le quité la correa a Dash. -Hey. -Dijo ella, escuetamente.

a coat in the winter; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora