Capítulo 39

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Camila's POV

Estaba sentada al lado de Maia en la habitación, ayudándola a que hiciese sus deberes. Tenía un lápiz amarillo en la mano con goma en la punta, y apretaba al escribir las palabras en aquél cuadernillo que su profesora le había mandado.

–El pe... rro. Co–me, pienso. –Leía la pequeña al terminar de escribir la frase, con una letra algo mal hecha e infantil.

–Muy bien, Mai. –Le revolví el pelo y Maia sacó la lengua un poco, levantando los brazos antes de frotarse los ojitos.

–No quiero hacer más deberes, mami. –La verdad es que llevábamos como una hora en la habitación, y no había parado de escribir aunque tampoco era mucho. Aún recordaba cuando trajo a casa un folio con la palabra 'mamá' escrita en medio, y ahora... Ahora casi sabía escribir y leer.

–Lo has hecho muy bien hoy. –Levanté a Maia de la silla para cogerla en brazos y darle un besito en la frente, sentándola en mi regazo. –Eres muy lista.

–Tú también. –Puso las manitas en mis mejillas arrugando la nariz, y luego se quedó sentada con las manitas entre sus piernas. –¿Dónde está mamá? –Preguntó la pequeña frunciendo el ceño.

–Viene de camino a casa, creo que no tardará mucho en llegar. –Mientras hablaba, Maia se enganchó a mi cuello dándome un abrazo, y me levanté con ella en brazos, dándole unos cuantos besos por las mejillas. –¿Me quieres mucho? –La pequeña asentía mientras bajaba con ella en brazos las escaleras que conducían hacia el salón, y se separó un poco sólo para poder mirarme.

–Mucho mucho mucho. Así. –Abrió los bracitos para indicarlo, y volvió a abrazarme rápidamente. Por mucho que lo hubiese pasado mal, esas cosas hacían que todo valiese la pena.

La dejé en el suelo, justo en el momento en el que se escuchó la cerradura de casa, y aún se me hacía extraño pensar que estaba viviendo con Lauren. Apareció tras la puerta con una pequeña bolsa de tela bajo el brazo y las llaves del coche en la mano. Maia salió disparada hacia ella, que se agachó para cogerla con un brazo.

–¡Mamá! –Lauren besó la frente de Maia con una sonrisa, y con la pequeña en brazos se acercó a mí dándome un tímido beso en mis labios.

–¿Te has portado bien hoy? –Le preguntó Lauren a Maia dejándole en el suelo, y la pequeña asentía convencida. –No me convence del todo, le tendré que preguntar a mamá. –Levantó la cabeza hacia mí con el ceño fruncido. –¿Se ha portado bien hoy?

–Se ha portado genial. Pero ahora tiene que bañarse, y luego cenar. –Alcé las cejas cruzándose de brazos, viendo cómo Maia hacía un puchero mirando a Lauren, buscando algo de refugio en ella.

–Mamá tiene razón. Ve a darte un baño, ponerte el pijama y luego te pongo los dibujos, ¿vale? –Le pellizcó suavemente la mejilla y la pequeña, aunque desganada, aceptó, subiendo las escaleras y cuando desapareció, me dirigí a la cocina para hacerle la cena.

–Hey. –Lauren vino conmigo a la cocina, poniendo una mano en mi brazo, acariciándolo con suavidad. –¿Cómo estás?

–Lauren... –Apreté los ojos y suspiré dándome la vuelta para mirarla directamente a los ojos. –Necesito hablar contigo.

–¿Qué ocurre? –Lauren se cruzó de brazos apoyando la espalda en la encimera.

–Sabes qué ocurre. No estamos bien. –Acabé por soltar, pero ella ni siquiera cambió de expresión. –Tenías razón cuando me decías eso de que no parecíamos una pareja, porque no, no lo parecemos, y tú lo sabes. Pero no sé qué hacer para arreglarlo.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now