Capítulo 41

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Lauren's POV

Apreté los ojos un poco, intentando dormir un poco más y evitar la luz del sol que pegaba fuerte en nuestra habitación, pero terminé por despertarme y abrirlos. Camila estaba a mi lado, con el pelo revuelto y el edredón a la altura de sus pechos, apoyada con los codos en la cama.

—Buenos días. —Carraspeé al tener la voz ronca y algo tomada, humedeciéndome los labios un poco.

—Ya pensé que tendría que meterme bajo las sábanas a despertarte. —Giró su cuerpo, haciendo que pusiese medio cuerpo encima de mí, dándome un suave beso en los labios al que respondí con un suspiro.

—Tengo hambre. Mucha. —Me pasé la mano por la cara al bostezar, volviendo a mirarla con una sonrisa.

—Es normal, después de un partido, sin casi comer, hacer eso... —Alzó las cejas con una sonrisa, mientras yo me incorporaba en la cama con la espalda apoyada en el cabecero. —Debes tener agujetas. —Solté una carcajada al escucharla, y Camila se sentó encima de mí, tapándonos con el edredón.

—Podría echar tres o cuatro polvos más así que...

—¡Lauren! —Camila se reía, dándome un golpe en el hombro y apoyó su frente contra la mía.

—¿Qué? Es verdad. —Tenía las mejillas rosadas mientras negaba, y se levantó completamente desnuda delante de mí. Alcé las cejas viéndola salir de la cama, cogiendo la camiseta del equipo sin nada más debajo. Al agacharse se levantó la camiseta y pude ver sus nalgas, perfectamente redondas, tonificadas y absolutamente suaves. —Madre mía. —Pero eso no acababa ahí. Se subió el culot negro lentamente hasta ponérselo, ajustado, colocándose mejor la camiseta para que no se viese nada.

—¿Qué te pasa? —Soltó una risa recogiéndose el pelo en una coleta mal hecha, dejando algunos mechones de pelo sin recoger. —Voy a hacer el desayuno. —Se acercó de nuevo a la cama y caminó de rodillas hasta a mí, dándome un beso húmedo y lento hasta separarse. —Ahora vengo.

Salté de la cama poniéndome la ropa interior y el polo rojo que llevaba ayer, que estaba tirado en el suelo. Casi salté las escaleras y entré en la cocina, viéndola de espaldas con algo en la mano. Me acerqué por detrás y metí la mano bajo su camiseta, dándole un beso en el cuello y dándome cuenta que tenía una pequeña cajita transparente de fresas y que se estaba comiendo una.

—Mmh... Tienes las manos calentitas. —Musitó ella, y mi mano no se retiró del interior de su camiseta, acariciando su piel con la yema de los dedos, notando cada vello de punta rozar con mi mano. —¿Quieres? —Llevó la fresa a mi boca, y le di un suave mordisco. Noté el sabor ácido de la fresa, mezclado con algo de azúcar con la que Camila la había bañado.

—Mmh... —Me relamí dándole la vuelta, poniendo la mano en la parte baja de su espalda. —Creo que me podría acostumbrar a esto. —Puso otra fresa en mis labios que mordí, seguido de un beso en sus labios, algo suave y lento, dejando una sonrisa en rostro. —Te gusta que te dominen y te pongan en tu sitio, ¿verdad? —Camila se subió a la encimera de mármol frío, y tiró de mi camiseta para acercarme a ella en la mesa.

—Puede que un poco. —Apoyé las manos en el mármol frío, ladeando la cabeza con una sonrisa.

—Así que lo que te hacía falta era un buen polvo. —Alcé las cejas asintiendo, escuchándola reír y me tapó la boca con la mano. Camila se enganchó a mi cuello, rodeando mi cintura con las piernas. —Me tapas la boca pero sabes que es verdad.

—Ya lo sé, Lauren. —Se soltó de mis brazos y caminó hacia el salón con la caja de fresas en la mano. Reparé en la forma en la que su trasero se movía al andar, con la camiseta subida por encima, dejando ver aquél culot negro que se ajustaba perfectamente a sus nalgas. —Mmh, están hablando de ti. —Había encendido la tele y yo ni siquiera me había dado cuenta.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now