Capítulo 32

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Lauren's POV

Indudablemente, todo el equipo estaba eufórico, gritaban en el vestuario y el champán corría por el suelo y entre nosotras. Sólo yo me duché y tuve que salir a atender a la prensa, que esperaba impaciente detrás de una delgada cinta negra a que apareciese. Normalmente, no solía sonreír tanto, ni hablar de forma distendida, pero joder, ¡acababa de ser campeona del mundo!

—¿Cómo ha sido el partido, Lauren? —Me humedecí los labios mirando primero el micrófono.

—Lo habéis visto todos, ¿no? —Solté una risa sacudiendo la cabeza. —Ha sido el partido más duro que he tenido que afrontar físicamente y...

—¡Jauregui, deja de ser tan seria! —Tobin pasó detrás de mí y me empujó la cabeza, provocando mi risa y la de los periodistas.

—El caso es que hemos aguantado las patadas, la presión y... —De soslayo, vi cómo Maia aparecía corriendo mirando a todos sitios hasta que me encontró y salió disparada hacia mí.

La cogí en brazos dándole un beso en la frente y ella se asustó al ver tanta gente delante de mí.

—Mami dice que nos vayamos ya... —Fruncí el ceño al mirarla colocándole algo mejor el cuello de la camiseta, centrándome en Maia y dejando de lado a la prensa.

—¿Para qué quiere mami que nos vayamos? —La pequeña tardó en responder, apretando con sus dedos el borde de la camiseta.

—Para comer chuches y ver al abuelo y al tío Chris... —Abrí los ojos a modo de sorpresa, como si de verdad fuese algo importante, porque prácticamente llevábamos juntos un mes.

—Oh, hay que comer chuches. —Asentí y me di la vuelta hacia la prensa con una mueca fingida. —Lo siento, chicos, tenemos que comer chuches.

Lo mejor de que aquél campeonato terminase, no era el trofeo, ni la celebración, que sí, era genial, pero por fin podía dormir en la misma habitación que Maia y Camila. La primera estaba sentada sobre mi abdomen mientras yo estaba tumbada en la cama, y Camila estaba tumbada a mi lado, con la cabeza apoyada en mi hombro. La pequeña tenía confeti entre las manos, aún no se había quitado la camiseta, ni aquellas dos coletas rubias que Camila le había hecho.

—¿Por qué tienes una herida aquí? —Señaló mi hombro y simplemente me encogí de hombros, poniendo una mano en su espalda para que no se fuese hacia atrás.

—En el fútbol pasan esas cosas. —Dije tomando sus manitas entre las mías, y Maia hizo un puchero.

—Yo no quiero jugar al fútbol... —Fruncí el ceño alzándola y poniéndola entre Camila y yo, dándole un suave besito en la frente.

—¿Ya no? ¿Y eso? —Pregunté algo extrañada, mirando a Camila que sonreía mientras apartaba el pelo de la cara de su hija.

—Porque no quiero hacerme pupa... —Dijo removiéndose para darse la vuelta y abrazarse a Camila, que acariciaba su pelo con ternura.

—Pero si juegas conmigo no te haré pupa. —Maia sonrió un poco, y después bostezó frotándose los ojos con los puñitos cerrados. —¿Quieres dormir? —La pequeña asintió, y Camila se incorporó un poco, poniéndola de pie en la cama.

—Vamos a ponerte el pijama. —Maia negó, haciendo un puchero mientras miraba a la latina. —¿No quieres el pijama?

—Quiero esta camiseta. —Respondió sin dejar de frotarse un ojito, y Camila soltó una risa bastante suave.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now