Capítulo 43

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Lauren's POV

                  

—Y y y vimos unos dinosairos en el museo. —Maia levantó los bracitos para que le sacase aquella camiseta interior blanca por la cabeza. Aún no sabía pronunciar bien algunas palabras, y eso la hacía aún más tierna.

—¿Dinosaurios? Wow, ¿eran muy grandes? —La pequeña asintió mientras yo le quitaba la gomilla que recogía su pelo en un pequeño moño.

—Sí, eran así. —Abrió los bracitos para mostrármelo, y no pude más que reírme ante el desparpajo de Maia.

—¿De qué habláis? —Dijo Camila entrando en el baño, agachándose para terminar de quitarle el pantalón a la pequeña.

—Tu hija me contaba los dinosaurios que ha visto en Seattle.

—¿Cómo que mi hija? —Miré de nuevo a Maia que hacía un suave puchero, apretando los puños para frotarse los ojos.

—¿No eres mi mamá? —Dijo con una voz más suave, tierna y débil que antes, apunto de romper a llorar.

—Claro, claro que soy tu mamá. Somos una familia, ¿vale? —La cogí de las manitas, dándole un beso en la frente.

—¿Y por qué mamá y tú no os dais besos? Los papás de Nick se dan besos. —Se encogió de hombros sin dejar de hacer pucheros, mirándome a mí.

—Sí que nos damos, mira. —Camila se agachó a mi lado y le di un beso que sólo juntó nuestros labios, girándome de nuevo hacia Maia. —¿Ves? Nos damos besos porque nos queremos.

—Vamos, cariño, que el agua de la bañera se enfría. —Camila le dio un pequeño tirón en las mejillas haciendo a la pequeña reír.

Tras desvestirla, la cogí en brazos y la sumergí en la bañera, viéndola abrir la boca al sentir el agua caliente, agachándose para que el agua le llegase por el cuello. Me miró, sonrió y sacó la lengua para burlarse de mí mientras Camila iba a por el champú de Maia.

—¿Te burlas de mí, moco? —Ella asintió escondiendo la cabeza mientras se reía, y Camila se agachó a mi lado, mostrando aquél champú de cocodrilo. —Yo me quiero duchar con ese champú.

—Tú eres muy mayorcita para bañarte con él.  —Replicó Camila aguantándose la risa.

—Eres muy mayorcita para bañarte con él. —Repitió cogiendo una pelota pequeña de color rojo, hundiéndola bajo el agua para que después saliese.

—Debería enfadarme cada vez que repite lo que dices pero es adorable. Oye, mira a tu madre. —Dije con el ceño fruncido para que le hiciese caso a Camila, que tenía el bote de champú en la mano.

—Vamos, mete la cabeza en el agua para mojarte el pelo, ¿quieres? —Camila la trataba con mucha más dulzura que yo, pero me encantaban aquellos momentos.

Maia se tapó la nariz y metió la cabeza bajo el agua, saliendo al segundo, apartándose el pelo de la cara con las manitas y abriendo la boca para coger aire. Cuando ya estuvo totalmente despejada, Camila echó un poco de champú en su mano, y mientras Maia cogía la pelota, un patito de goma y un barco, su madre le enjabonaba la cabeza.

—Mai, levanta la cabeza. —Le dije yo para que el jabón no cayese en sus ojos, y la pequeña alzó la barbilla, abriendo la boca.

—Mami, este jabón huele mejor que el que teníamos en la otra casa. —Sentenció la pequeña hundiendo el barco, y hundiéndose ella también debajo del agua cuando Camila terminó de enjabonarla. Giró el rostro esbozando una débil sonrisa, y es que aquél comentario de Maia le había afectado.

a coat in the winter; camrenKde žijí příběhy. Začni objevovat