Capítulo 24

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Camila's POV

Me fui un momento al baño a cambiarme, y cuando bajé de nuevo al salón me encontré la escena más tierna del mundo. Lauren tenía a Maia tumbada encima de ella, en la tele, los dibujos puestos, y las dos completamente dormidas. La cabeza de la pequeña permanecía en el pecho de Lauren, que subía y bajaba lentamente. Reparé en la manita de Maia, que estaba apretada en la camiseta de Lauren para que no se fuese, o también en que Lauren rodeaba su cuerpo con un solo brazo.

Mi primer instinto fue de quedarme observando la escena todo lo que pudiese, porque era adorable y simplemente me enternecía verlas a las dos así. Pero después, cuando Lauren quiso moverse y no pudo, decidí coger a Maia en brazos. La pequeña se abrazó a mí en cuanto la tuve en brazos, y subí las escaleras, sintiendo cómo se movía, y cómo su respiración chocaba contra mi cuello.

La tumbé en la cama y, me tomé mi tiempo para cambiarla y ponerle el pijama. Aunque se removía, conseguí meter el jersey por su cabeza, los bracitos, y la tapé. Observé durante unos instantes a Maia, acariciándole el pelo, dándole un beso en la frente.

-Buenas noches. –Sonreí, tapándola saliendo de aquella habitación.

Cuando llegué al salón, Lauren seguía dormida en el sofá y lo que menos quería es que se hiciese daño en la espalda.

-Lauren. –Susurré acercándome a ella, acariciando su mejilla. Ella arrugó la nariz un poco y abrió los ojos. –Cariño, vamos a dormir. –Creo que Lauren ni siquiera me escuchaba, sólo se levantó y casi seguía con los ojos cerrados.

No me dio tiempo a decir nada porque ella se había tumbado en la cama, y parecía que estaba en una fase de trance.

-Te quiero... -Me giré en el acto al escucharla, que estaba tumbada boca abajo. –Aunque no quieras casarte conmigo...

Y no dije nada, porque ella ya estaba dormida, pero me dolió demasiado hacerla sentir así. Sobre todo, porque me seguía queriendo a pesar de que yo la estuviese desilusionando de aquella manera. Lauren me quería sobre todas las cosas, y yo a ella. Lauren cuidaba de Maia como si fuese su propia hija, y eso era lo que yo quería para mi hija. Las cosas iban a ir bien, tenían que ir bien. Si nos queríamos, ¿qué podría salir mal? Nada, absolutamente nada.

Y así estaba, tumbada al lado de Lauren con su cabeza apoyada en mi hombro mientras dormía, pero yo no pegaba ojo. Eran las cuatro de la mañana, y no veía la hora de dormir, o como última opción, de que amaneciera.

-Lauren... -La llamé en voz baja, pero no reaccionó. –Lauren... -Volví a llamarla, y esta vez se separó un poco.

-Qué quieres... -Susurró con la voz tomada, algo ida, ronca.

-Cásate conmigo. –Susurré en su oído, y ella no se movió.

-Ahora no... Tengo sueño... -Se acomodó de nuevo hundiendo la cabeza en mi cuello para volver a dormir, pero al menos, ya lo tenía del todo claro.

*

En el baño, sólo se escuchaba el sonido del grifo abierto. Lauren a mi lado, inclinada mientras se lavaba la cara, mientras yo me la secaba con una toalla color azul claro. Cogimos los cepillos de dientes, y mientras Lauren se echaba la pasta, yo la miraba.

-Oye... ¿Recuerdas algo de lo que pasó anoche? –Lauren ya tenía el cepillo en la boca, lavándose los dientes mientras hacía espuma. Sus cejas se juntaron para fruncir el ceño, sacándose el cepillo de la boca.

-¿Qué hice? ¿Rompí algo? –Estaba claro que ella no se acordaba de nada.

-No, nada. –Sacudí la cabeza, volviendo a ponerle dentífrico al cepillo. —¿De verdad no recuerdas nada?

a coat in the winter; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora