Capítulo 16

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Lauren's POV

Y al día siguiente llegó mi turno. Veía la que fue mi casa durante diecisiete años, y sólo había cambiado el color de la pintura. Ahora, estaba reformada y el blanco era más puro y limpio. La bandera de Estados Unidos seguía ondeando anclada a la barandilla que subía al porche de casa, y eso, aquél patriotismo y mente retrógrada de mi familia, era lo que me daba más miedo.

-¿Quieres que me quede aquí fuera? –Preguntó Camila en la puerta del jardín, con Maia de la mano, con una gorra puesta hacia atrás de florecitas.

-No, necesito que vengas conmigo. –Dije pasándome una mano por el pelo. Cogí aire y lo expulsé lentamente, sin dar un paso al frente.

-¿Estás preparada? –Camila apretó mi antebrazo, y caminé hasta llegar hasta la puerta de casa, casi conteniendo el aliento. Llamé al timbre, y esperé unos segundos. Tras la puerta estaba mi padre, y no, no había adelgazado aquellos años tampoco. Y tampoco se había afeitado la barba, ni había cambiado sus camisas.

-¿Lauren? –Sonrió al verme, y me abrazó, sintiéndome tan pequeña como cuando tenía apenas cinco años, en los que me llevaba en brazos todo el rato, me subía a su espalda, y mi único problema en la vida era qué pedir para Navidad.

-Papá... Esta es Camila, mi novia. Y su hija, Maia. –Me separé un poco para que la viera, su respuesta me ponía de los nervios. Pero no, no fue como yo creía. Mi padre extendió la mano con una sonrisa a Camila, y ella la estrechó.

-Encantada. –Respondió la latina, pero cuando fue a saludar a Maia, estaba pegada a las piernas de Camila, cogiendo la mano de su madre delante de su cuerpo.

-Hola, soy el papá de Lauren. –Maia lo miraba con recelo, apretando las manitas en las de su madre.

-Hola papá de Lauren. –Saludó con la mano tímidamente, y mi padre soltó una risa.

-¿Queréis pasar? Tu madre está dentro. –Y entramos.

El salón seguía igual, pero me percaté de que en una de las estanterías frente al sofá algunos trofeos de mis campeonatos de fútbol que gané cuando era pequeña estaban puestos allí. También, algunas fotos en la mesa, de mis hermanos, de ellos, y una mía justo del día que me presentaron en Portland.

-Mike, ¿te gusta el...? –Mi madre se paró en seco al verme, y salió disparada para abrazarme. Había echado de menos aquello, a mi familia. Estar siempre sola no era una de las mejores cosas que había sentido, pero después de lo que acababa de ver, que se seguían acordando de mí, y al fin y al cabo, me apoyaban en mi vida, me alegraba volver a casa. –Has vuelto. –Mi madre lloraba, y yo la separé de mí para darle un beso en la frente.

-Sí, he vuelto, por poco. –La verdad era que creía que mi familia seguía sin apoyarme, sin querer verme, sin aceptarme, pero todo lo contrario porque mi madre se quedó mirando a Camila.

-¿Es tu novia? –La señaló, y Camila se mordió el labio inferior asintiendo.

-¿Cómo lo sabes? –Camila sostenía a Maia contra ella, que agarraba sus manos contra su pecho.

-Porque la besaste en mitad de un partido. –Cerré los ojos apretando los labios, asintiendo.

-Claro. –La señalé sonriendo. –Camila, y su hija Maia. –Mi madre se agachó delante de Maia con las manos en las rodillas.

-Eres muy guapa. –Maia seguía tímida, cogiendo las manos de Camila, y apretando estas. -¿Es muy tímida?

-Con gente nueva sí... Ha conocido a mucha gente estos últimos días. –Dijo Camila acariciando la mejilla de la pequeña. Me acerqué a Maia y me agaché para quedar delante de ella, poniendo las manos en sus costados.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now