Capítulo 63

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Lauren's POV

Me miré el tobillo con una leve mueca. No estaba segura de si podría correr como antes, o al menos, llegar a mi nivel normal después de aquellas tres semanas.

Tenía un leve moratón en la parte derecha del talón, pero Ally me dijo que era normal, se producían derrames o algo así, suponía. Me coloqué el calcetín con cuidado, aunque no me dolía, tenía miedo. Me coloqué las deportivas Nike y las até algo flojas, no debía apretar mucho.

—¿Y esos zapatos nuevos? —Me humedecí los labios mientras me ataba el zapato con más normalidad.

—Me los han regalado. —Camila se apoyó en la parte trasera del sofá, mirándome de arriba abajo. —¿Te vienes conmigo a correr por el paseo de la playa?

—Uhmm... Me gustaría bastante. —Solté una risa yendo hacia ella, que estaba detrás del sofá, y besé su frente.

—Te espero fuera entonces.

Nunca había ido a correr con Camila, y la verdad es que estaba deseando hacerlo. Por unas cosas o por otras, nunca, nunca teníamos tiempo la una para la otra, solamente a la hora de ir a dormir, aunque muchas veces mientras ella me hablaba yo me quedaba dormida y me sentía fatal.

—Wow. No creí que una chica en pantalones cortos pudiese ser tan guapa. —Camila terminó de estirarse la coleta, corriendo un poco para llegar a la entrada del jardín.

—No me hagas la pelota, anda. —Enlazó su mano con la mía, y caminamos fuera del jardín, calle abajo, viendo ya la playa desde lejos.

—¿Estás segura de que podrás correr más de media hora? —Llegamos al final de la calle, donde comenzaba el paseo marítimo de la playa, y Camila me empujó con el ceño fruncido.

—Idiota. Ya verás, te vas a cagar. —Me señaló con el dedo y los ojos entrecerrados. Me hacía demasiada gracia cuando me retaba, porque la mayoría de las veces salía ella perdiendo, pero aun así siempre lo hacía; le encantaba perder conmigo.

—Venga. Una, dos... Y tres. —Empecé a trotar a su lado, probando mi tobillo un poco, pero no noté nada. Ninguna molestia, y menos mal. Me quité un grandísimo peso de encima al saber que estaba totalmente recuperada.

—¿Maia y Lucy estarán bien con mis padres? —Asentí frunciendo el ceño sin dejar de correr, escuchando ya la respiración agitada de Camila, que ya estaba agotada.

—Sí, a Maia le cae bien Sofi, además, son tus padres. —Avanzábamos mirando el mar a nuestro lado, turquesa y brillante, con la arena blanca y el sol pegando fuerte ya a finales de mayo.

Seguí corriendo concentrada, y cuando me quise dar cuenta, Camila estaba parada con las manos en las rodillas intentando encontrar sus pulmones, dando grandes bocanadas de aire. Tenía el pelo en la cara y sonreía mirándome.

—Eh... Sigue... Sigue tú. —Asintió con el ceño fruncido mientras yo me acercaba a ella. —Yo estoy bien.

—¿Qué tú estás bien? —Solté una risa al escucharla, dándole un beso un tanto profundo cuando se incorporó. —¿Segura? —Asintió mientras yo seguía el beso, y solté una suave risa.

—¿Si digo que no, me besarás otra vez? —No podía ser seria con ella, tampoco quería.

La agarré de la mano y caminé con ella, que casi se enganchó a mi cintura con su cabeza apoyada en mi hombro. Pasase lo que pasase aquél sábado, siempre la tendría a ella.

*

Hundí las manos bajo el grifo y salpiqué el agua en la cara, apoyando las manos en el lavabo. Todo se resumía a la suerte, y aquella noche debía tener demasiada. Debía tener puntería, velocidad, fuerza... Maia decía que parecía un pokémon, qué encanto.

a coat in the winter; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora