Capítulo 42

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Lauren's POV

Diez de la mañana en Portland. Tres grados. Las ventanas heladas por el frío, vapor saliendo de las alcantarillas, y una taza de café humeante frente a mi rostro. Dentro, unos veinte grados. Los ventanales de la cafetería estaban empañados, y Camila se quitaba su pañuelo del cuello, y le sonreía a la camarera que le servía el café.

-¿El entrenamiento bien? –Me preguntó poniendo las manos alrededor de la taza.

-Sigo sin sentirme los dedos, pero sí, diría que bien. –Cogí una barrita de cereales y frutas, mojándola en el café. Era una de esas que te ponían antes de que viniese tu desayuno, para que no murieses de hambre.

-Cada día hace más frío en esta ciudad, es insufrible. –Camila miraba su móvil con el ceño fruncido, removiendo el vaso de cartón con aquél pequeño palo de madera. –Estoy hablando con compañeros de la oficina. –Puntualizó, quizás, porque la estaba mirando y creería que quería saberlo.

-No tienes que decirme con quién hablas o con quién no. –Me separé un poco de la mesa, dejando que la camarera pusiera delante de nosotras los platos. El mío constaba de dos tostadas con pavo y mantequilla, el de Camila eran dos tostadas con mermelada.

-Lo siento, es que... No quiero que pienses otra cosa. –Suspiró, dejando el móvil al lado de la taza en la mesa. –Estoy bastante liada. Me piden los contratos que se hicieron en septiembre del año pasado cuando yo ni siquiera estaba, ¿dónde voy a buscar eso? Están locos.

-Deberías vivir más relajada. –Dije dándole un bocado a la tostada, relamiéndome para quitarme los restos de pan de los labios.

-Créeme, después de este fin de semana vivo relajada. –Casi me atraganto al tragar, comenzando a reírme en bajo, bebiendo un poco de café. –Por cierto, anoche me pegaste un codazo en la cara.

-¿Qué? Pero si anoche no hicimos nada. –Respondí extrañada, pero sin dejar de comer porque aquél hambre me estaba matando.

-No, estabas dormida, y al moverte me diste un codazo. –Se señaló la mejilla y fruncí el ceño levemente.

-Debe ser por el fútbol. –Respondí asintiendo, cogiendo el vaso de café, llevándomelo a los labios.

-¿Por el fútbol?

-Claro. Muevo mucho los codos al jugar al fútbol para protegerme, entonces es probable que mi subconsciente o yo qué sé, haga eso cuando duermo. –Camila me miró con los ojos entrecerrados porque no me creía para nada, pero era verdad. Ally alguna vez me dijo que eso podía pasar. –Es verdad, es como mi movimiento de caderas en el sexo.

-Oh dios... -Agachó la cabeza hundiendo la cara entre sus manos.

-Síii... -Me mordí el labio asintiendo, mirándola con una sonrisa. –No te hagas la tímida ahora, Karla.

-¿Desde cuándo me llamas Karla? –Me chupé el dedo manchado de mantequilla y justo cuando iba a responder, sonó el teléfono.

-Desde que me pone llamarte así. ¿Sí? –Respondí al descolgar.

-Lauren, tengo que hablar contigo. –Era la voz de Dinah, parecía algo agitada. –Me han llegado ofertas desde Seattle Reign, los Sky Blue, Houston Dash y Western New York Flash, pero esta, con esta vas a alucinar. –Miraba a Camila con el ceño fruncido escuchando las palabras de mi amiga. –Hay un nuevo equipo, se llama Miami Pride. Están dispuestos a pagar veinte millones de dólares por ti, cobrarías tres millones por temporada.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now