Capítulo 58

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Camila's POV

—Ahora debería comer un poco, ¿vale? No creo que le duela más. —El doctor sonrió mirando a Maia en la camilla, con la carpeta entre sus manos. —Mañana ya podréis iros a casa.

—Gracias, doctor. —Sonreí un poco sentándome al lado de Maia, acariciándole el pelo con cuidado. La miré con ternura, porque no dejaba de jugar con mi mano izquierda, justo la que estaba empezando a dolerme de nuevo. —Mañana ya nos iremos a casa con mamá.

—¿Dónde está mamá? La echo de menos. —Hizo un pequeño puchero apretando mis dedos y en ese momento la mano comenzó a hormiguearme. Apreté los ojos; se me había vuelto a quedar dormida.

—Mamá... —Suspiré inclinándome para besar su cabeza, acariciando una de sus mejillas lentamente. Quería decirle la verdad, que estaba cuidando de Lucy pero quizás eso la haría pensar que no estábamos pendiente de ella como antes. Entonces me quedé en silencio porque no supe qué decirle.

En ese momento sonó la puerta y casi di las gracias; era demasiado extraño tener un silencio incómodo con mi propia hija.

Salté de la cama y me alisé la camiseta; llevaba un día entero sin haberme cambiado ni siquiera duchado, me coloqué bien el pelo a un lado de mis hombros y caminé hacia la puerta. Tras ella apareció Lauren. Iba a sonreír pero la voz de Maia se alzó más alto que cualquiera de nuestros pensamientos.

—¡Mamá! —Me aparté de la puerta apartándome de ella, y vi cómo Lauren entraba con dos bolsas a la habitación.

—¡Hey, cielo! —Dejó las bolsas en el suelo y se acercó a la cama, dándole besos por las mejillas haciéndola reír un poco. Maia puso las manitas en sus mejillas para que parase porque le estaba haciendo cosquillas. —¿Cómo estás? ¿Estás bien?

—Síii... Mami me cuidó mucho. —Me crucé de brazos al escucharla pero agaché la cabeza. No, no la había cuidado, no como debería. —Te echaba mucho de menos, mamá... —Se abrazó a su cuello dándole un beso a Lauren en la mejilla.

—Mami siempre cuida muy bien de todos. Incluso de mí, ¿sabes? —Esbocé una sonrisa al escuchar sus palabras, aunque en el fondo sabía que lo hacía para que no estuviese tan disgustada con lo que hice. —Mira, mira lo que te traigo. —De una bolsa sacó una caja con el dibujo de una casa de muñecas. Maia abrió las manitas estirándose para cogerlo, pero Lauren negó retirándolo. —Nooo, ahora no podemos abrirlo. Cuando lleguemos a casa lo montaremos, ¿vale? Y...

—Lauren, ¿podemos hablar un momento? —Pregunté cerrando los ojos y señalando la puerta de la habitación. Lauren me miró un momento y asintió, dándole a Maia un pellizco en la mejilla antes de venir hacia mí.

Cerré la puerta de la habitación y me puse frente a ella negando con los ojos cerrados. La culpa me estaba consumiendo.

—Perdóname, Lauren, de verdad que no quise decir eso que...

—Lo sé, sé lo que quisiste decir. Y lo entiendo. —Negué de nuevo rápidamente, poniendo las manos sobre sus antebrazos.

—No, no, no tienes que entender nada porque lo que dije no es cierto. —Lauren esbozó media sonrisa con los ojos cerrados.

—No me dijiste que no la quisiese. Me dijiste que no entendías de la forma en que la querías tú, en que después de todo lo que has luchado por ella ahora te hayas desentendido de esa forma. Porque con Lucy no te sientes así. Ningún padre va a tener esa relación con su hijo como tú la tienes con Maia. —Entreabrí un poco los labios mirándola, no sabía si estaba enfadada o no.

a coat in the winter; camrenDove le storie prendono vita. Scoprilo ora