Capítulo 25

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Lauren's POV

Miraba el mostrador con el ceño un poco fruncido, y de los interminables modelos de anillos, yo no me decidía por ninguno. Algunos más grandes, con diamantes, esmeraldas y zafiros —que según me había dicho Normani, se llamaban así, aunque a mí más bien me recordaba a los juegos de Pokémon— y otros más sencillos, simplemente plateados con un pequeño diamante, o sin nada encima.

—Esto es muy difícil. —Le dije a Normani, rascándome la nuca con la mano. —No sé si quiere uno que tenga un diamante enorme, o si quiere uno más sencillo. —Giré a mirar a la afroamericana, que se entretenía observando el estante de anillos.

Normani era una chica muy sofisticada, siempre con traje de chaqueta, el móvil en la mano y unas gafas de pasta, casi como Dinah. Llevaba los labios cubiertos por labial casi púrpura, y los apretó mirándome.

—¿Cómo es Camila? —La pregunta de Normani me pilló algo desprevenida, y creí que era una broma, pero no, ella seguía insistiendo en que le respondiese.

—¿A qué te refieres?

—Si le gustan las cosas... A lo grande. Si le gustaría llevar vestidos de Gucci, Dior, Chanel, si quiere una gran casa y un coche de lujo. —Metí las manos en el bolsillo de mi chaqueta, y no, la verdad es que no.

—No... —Negué mirando los anillos puesto en la caja que nos había sacado el joyero. —De hecho creo que si le comprase algo así me haría devolverlo. —Fruncí un poco el ceño, señalando uno de los anillos.

Tenía una pequeña esmeralda puesta encima, y si algo me decía mi madre de pequeña era "el verde es el color de la esperanza". Al ver aquél anillo, sólo podía pensar en la vida que había llevado Camila, en todo lo que ella y Maia habían pasado juntas, cómo había criado a una niña ella sola sin nada, creyendo que un día todo mejoraría, porque la esperanza es lo último que se pierde.

—Me llevo ese. —Dije señalándolo, sin ninguna duda, era ese. No quería otro más. No era muy ostentoso, pero tampoco demasiado simple. Era como Camila. Precioso, sutil, sencillo, pero no demasiado simple.

—Bueno, tú eres la que decide. Y tienes buen gusto. —Dijo Normani, y sonreí cogiendo la cajita que me había dado el joyero, saliendo con ella de la tienda.

—Sé que no es un matrimonio convencional, pero me gustaría que esto fuera algo más que 'un pacto' para que no le quiten a Maia. —Guardé la cajita de terciopelo verde en el bolsillo de la chaqueta, pero no dejé de acariciarla ni aun estando dentro.

—No es un pacto. Camila quiere casarse contigo. —Respondió Normani mientras caminábamos por la calle, con las luces brillando en los edificios, escaparates, entre los árboles que sucedían la avenida, las cafeterías encendidas y humeando olor a café. —Está convencida de que eres tú, y que no habrá nadie más.

—Te haré caso.

Normani y yo entramos en la cafetería que tenía un letrero en neón rojo en el que ponía 'ABIERTO' con una taza de café dibujada al lado. El exterior era de madera, y la verdad es que era extremadamente acogedora aquella cafetería. En una mesa al lado de la ventana, Dinah, Ally y Camila estaban sentadas mientras hablaban, y al darse cuenta de que Mani y yo habíamos entrado se dieron la vuelta.

—¿Dónde estabais? Empezaba a preocuparme. —Dijo Camila frunciendo el ceño con una sonrisa, y me incliné para darle un beso corto en los labios, sentándome a su lado.

—Mmh... A Mani se le rompió un tacón. —Ella me dio un golpe por debajo de la mesa que me hizo reír, y la camarera me trajo un café.

Mientras las demás hablaban, yo me mantenía en silencio, intentando contener lo que llevaba dentro, pero era imposible.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now