Viaje

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Narra Elsa.

Cuando Jack se retiró, mi padre se tiró del cabello y me habló.

— Es un sirviente — Dijo estresado — ¡No puedes hablar con el! — Gritó.

— ¿¡Por qué!? — Grité.

— Porque no, no entiendes ¿eres hueca o qué?.

— ¿Podrías dejar de insultarme? — Dije llorando.

— Tu deja de ser tan inmadura ¡santo cielo! — Gritó.

— ¿Por qué no me dejas hablar con el? ¡No puedo hacer nada en esta puta casa! — Grité.

— No puedes porque yo te digo que no puedes — Se acercó a mi enojado.

— ¿Quién eres para prohibírmelo? — Grité fuerte.

-— Soy tu padre...

— ¡Tu no eres mi padre! — Grité.

Me pegó una cachetada y yo me tiré al suelo.
Me pegó, el me pegó, llevé una de mis manos a mi mejilla, me dolía, me dolía mucho, sólo me dediqué a llorar más fuerte, sentí que el abría la puerta y le decía cosas a Jack, lo miré y miré a Jack, tenía una cara de asustado, no lo culpó, mi padre es una bestia.
Jack me miró con una cara de preocupado, yo lo necesitaba, lo necesitaba, hasta que escuché lo último que le decía mi padre...

— Tu eres un sirviente, vienes a trabajar, no a hablar con mi hija — Pausó — ¿Entendido?.

¿A hora le iba a prohibir hablar conmigo? Perfecto, mi vida es una mierda.

Corrí hacia la puerta y la cerré de un portazo, le coloqué la cerradura, escuchaba a mi padre gritarme, pero yo lo ignoraba, comencé a tirar todo lo que había en mi habitación.

— ¡Maldito bastardo! — Grité y tiré una silla — Te odio ¿escuchaste? Te odio.

Seguía tirando todo, mi cuarto ya no era mi cuarto, estaba todo destrozado, hasta que vi mi espejo gigante.

— ¡Te odio! — Grité fuertemente y con mis dos manos golpeé el espejo.

El gigantesco espejo se rompió, miles de pedazos caían, mis manos estaban sangrando, pero no me importaba, mientras observaba el espejo, una pequeña parte seguía ahi, pude observar a alguien detrás de mi, era mi madre, la podía ver por el espejo.

— Mamá — Dije llorando — Te extraño.

— Tu puedes conseguir algo mejor, tu salvación ha llegado, tu solo tienes que buscarla — Sonrió.

— Mamá ¿pero que dices?.

Antes de que pudiera decir algo, el trozo de espejo calló, rompiéndose en más pedazos.
Suspire y corrí al baño buscando algo con lo que pueda sanar mis manos.

Narra el Padre de Elsa.

— Estoy pensando en irme de viaje — Dije y me senté sobre la silla de mi escritorio.

— ¿Ah si? — Dijo Melanie.

— Si, ¿qué te parece tu y yo? — La senté en mi escritorio.

— Pero ¿y tu hija?.

— Hay que se quede aquí — Rodé los ojos — Ni me importa.

— Hay amorcito — Dijo la rubia — ¿Seguro?.

— Si — Dije fastidiado.

— Y ¿a dónde iremos? — Dijo con su insoportable voz.

— ¿Qué te parece al Caribe?

— Si — Dijo.

— Bien Melanie, te veo luego.

— Adiós mi vida — Me besó.

— Si si, chau chau.

Narra Jack.

Estaba en la cocina, cuando siento la puerta principal, el padre de Elsa se había ido, corriendo subí las escaleras para dirigirme a su habitación, cuando entre quede en shock, todo su cuarto estaba destruido ¿que rayos pasó aquí?

— Elsa — La llamé.

Y a los pocos segundos sentí su voz, caminé despacio, entré al baño, allí estaba ella de espaldas, me acerqué y la abrase por atrás.

— Elsa — Le dije al oído.

— Jack — Dijo y se dio vuelta, tenía las manos sangrando.

— ¿Qué te ocurrió?.

— Jack — Me abrazó fuerte — Odio esto, quiero irme de aquí, no soporto más.

— ¿Qué pasó? — Le pregunté preocupado.

— De todo — Dijo llorando — Mi padre me pegó, destruí todo, hasta el espejo y lastimé mis manos, ya no soporto.

— Tranquila — Acaricié su cabello — No éstas sola.

Sentí que comenzó a respirar con más tranquilidad, se que su padre me acaba de decir que me alejé de ella, pero siento que me necesita, a pesar de hace poco conocerla, no quiero que haga alguna locura, ella necesita ayuda, necesita amor.

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora