La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•

Te Necesito

Narra Elsa.

Ya ha pasado literalmente una semana y yo no he hablado con Jack, no tengo ni las mínimas intenciones de hacerlo.

Estaba enojada con él, con mi padre.. con todo éste maldito mundo que nunca me deja ser feliz..

Yo no me rendiré esta vez, yo estoy enamorada de Jack y ésta vez mi padre no estará en el medio.

Hoy era el día en el que supuestamente llegaba mi padre, se acabó la diversión, la comodidad, todos los sirvientes incluido Jack estaban ordenando para cuando llegue mi padre esté más que contento, notaba que Jack me miraba, pero yo simplemente lo ignoraba... ya veras Frost.

— Ya llegó — Gritó Merida mientras se alejaba de la ventana.

Me acerqué hasta donde segundos estaba Merida, vi su auto negro llegar ¿Qué no se podría a ver quedado allí donde estaba?

Observé como el chofer abría la puerta de atrás... y una rubia bajó.

Rápidamente mi cara torno un color rojo ardiente. Salí de la ventana y corrí a la sala con la cara de enojada que nunca tuve, todos me miraron asustados, principalmente Jack.

— Elsa — Dijo Caro.

— Ve a verlo tu misma — Le dije enojada mientras caminaba hacía la sala con ella.

La puerta se abrió y allí entró mi padre, tomando de la mano a una rubia, ella era... era... una zorra con un buen cuerpo, pero claro, buen cuerpo operado, hasta parece que se hizo cirugías en su asquerosa cara, ¡que horror!

— Hola — Dijo él.

— Bienvenido señor — Dijeron todos, menos yo.

— Hola Elsa — Me miró.

— Hola papá — Le dije calmada, porqué sabía que si le respondía mal, armaría toda una pelea y ya ni ganas de nada tenía.

— Ella es Melanie — La tomó por la cintura y esta sonrió.

— Bienvenida señorita Melanie — Dijeron todos, menos yo.

— Hola — Finalmente habló... con su voz de pito... quiero decir, con su vocecita insoportable.

Acabo de escucharla hablar y ya me causo dolor de cabeza.

— ¿Y quien es ella? — Me animé a preguntarle.

— Mi futura esposa, querida — Me miró y luego volvió la vista a su "zorrita".

Ellos se retiraron y todos los sirvientes salieron tras él para comenzar a obedecerle en todo — Rodé los ojos.

— Esto no puede ser — Tape mi rostro con mis manos y me senté en el sillón.

Cuando sentí una mano en mi espalda, miré hacía arriba y allí estaba Jack.

— ¿Qué no era que mi papi lindo no te podía ver conmigo? — Le dije y luego volví a tapar mi rostro.

— Me necesitas.

— No — Me levanté — No te necesito.

Le dije y subí corriendo las escaleras.

Narra Jack.

— Me necesitas — Le dije.

— No — Se levantó — No te necesito — Dijo y corrió hacía la escalera.

Suspiré pesadamente y me di vuelta, otra vez la había perdido, estoy tan confundido que...

Sentí un fuerte empujón en mis piernas, miré hacía abajo y allí estaba Elsa abrazando mis piernas.

Rápidamente me agache a su altura, ella estaba llorando, mientras yo acariciaba su mejilla.

— Si — Dijo desesperada— Te necesito –Sollozo.

La abrase fuerte, quería que ella se sintiera protegida en mis brazos, que tenga consuelo, que se libere.

La quería a ella, conmigo, en mis brazos... y ya lo había conseguido.. pero no de está manera.