Recuerdo

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Narra Jack.

—Mamá —susurre sin aliento... ella estaba allí, frente a mí, tan hermosa y completamente adorable como siempre lo fue.

—Jack —susurró con lágrimas en sus ojos, me acerqué y sin pensarlo dos veces la abracé.

Estaba allí, en los brazos de mi madre, era algo que no podía creer, estaba con ella, ella me estaba abrazando y dándome sus dulces besos maternales, yo había esperado tanto para esto... me había esforzado... luché para conseguir dinero, luché para volver aquí, para volver a verla... y lo conseguí.

—Yo no puedo creerlo —dijo mientras lloraba, y sonreía.

—Te extrañé muchísimo.

No quería soltarla, no quería dejarla ir, ella era mi pequeña madre, siempre fue tan pequeña y frágil... pero sin embargo, en sus brazos siempre me sentía seguro.
Tomó mi cara entre sus manos mientras sonreía y lloraba, mientras ella me miraba, yo también lo hacía... no había cambiado mucho, llevaba el mismo largo de cabello de siempre y sus ojos tan brillantes.
Todo este momento me sacó del mundo y de la realidad... pero al instante recordé que había alguien a mi lado.

—Mamá, ella es Elsa —murmuré mientras tomaba su mano y la entrelazaba con la mía—, mi novia...

Y me sentía orgulloso de decirlo, mi madre conocería a alguien a quien yo amo de verdad, y estaba feliz por eso.

—Mucho gusto linda —le sonrió acercándose—. Eres hermosa... Soy Maura.

Miré a Elsa quien estaba a mi lado, tenía un poco rojas las mejillas ¿tendrá un poco de vergüenza? De sólo pensarlo me dan ganas de comérmela a besos y acariciar esas mejillas rosaditas.

—Mucho gusto Maura, Jack me ha hablado mucho de usted —le devolvió la sonrisa... se notaba que estaba un poco nerviosa, la conozco.

Acaricié su mano con mi pulgar, quería hacerle entender que no hay porqué estar nerviosa... que se relaje.

—Bueno entonces pasen —pronunció mamá emocionada.

Se hizo a un lado dándonos espacio para entrar, cuando di el primer paso y entré a la sala, mi corazón comenzó a latir fuertemente, estaba de nuevo en mi casa, estaba justo como la recordaba, aquí es donde crecí y donde jugaba... pero sobre todo, justo aquí en esta misma sala fue la discusión con mi padre:

—Jack, cuándo aprenderás que harás todo lo que yo te diga —me gritó.

—Yo tengo 18 años, ya soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera —le grité más fuerte—. Estoy cansado de que siempre me grites y me digas qué hacer...

—Y yo estoy cansado de ti, vete, si quieres vete, no me importa, haz tu vida, vete y no vuelvas —gritó. Reí.

—Eso haré —le grité y volteé a mi costado para ver a mi mamá llorando—. Escúchame madre —la abracé—. Me iré, pero no para siempre, yo te prometo que volveré por ti mamá —besé su frente.

—Cuídate Jack —me abrazó.

—Nunca olvides lo que te dije... volveré por ti —y al decir eso corrí hacia la puerta, y por fin estaba libre...

Abrí los ojos volviendo a la realidad, encontrándome otra vez en la sala... miré desesperadamente a todos lados buscando a mi madre, pero no estaba.

—Mi amor ¿Dónde está mi... —pero tampoco estaba allí Elsa.

Comencé a desesperarme ¿Dónde carajos estaban? Caminé por la sala pero no había nadie, así que decidí ir hacia la cocina, pero antes de llegar escuché unas risas, entre y allí estaban las dos, riendo mientras Elsa tomaba un vaso de jugo.

—¿No estaban en la sala? —pregunté un poco más calmado.

—Estabas recordando Jack —me sonrió mamá—. Pensé que quizás querías un tiempo a solas, entonces le ofrecí un poco de jugo a Elsa y vinimos a la cocina —se acercó Elsa.

—¿Estás bien cariño?

—Si, es sólo que... nada —suspiré y la abracé fuertemente.

—Jack vas a matarla —me dijo riendo.

—Ya —dijo cuando se soltó— ¿Qué tal si le mostramos a Elsa la casa?

Asentí y me acerqué a mi novia, tomándola por la cintura y dirigiéndola hacia las escaleras... se sentía tan bien volver a subir por estas escaleras, recuerdo cuando jugaba aquí, y cuando un par de veces me di algunos golpes.
Cuando llegamos al pasillo caminamos hasta el final... a lo que parecía ser mi habitación... cada paso que daba era un segundo más rápido que iba mi corazón.
Cuando llegamos a la puerta, mi madre abrió dejando a la vista mi antigua habitación, entré y comencé a mirar, allí estaba mi cama, mi escritorio, mi televisión, incluso allí seguía toda mi ropa.. justo como lo dejé... me acerqué a mi cama y sin dudarlo dos veces, me tiré tal cual un niño pequeño

—Mi cama —suspiré y escuché unas risitas.

—¿La extrañaste verdad? —me preguntó.

—Como no te imaginas...

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora