Beso

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Hace apenas unos momentos había terminando la película.
Estábamos a carcajadas debido a que todo el vaso de jugo se le había caído encima a Mérida.
Me sentía totalmente feliz, había pasado un lindo momento, hacía bastante tiempo que no disfrutaba de esta manera.

—Ya... —dije tratando de ponerme seria, pero esta me traiciono y la risa volvió.

—Mer, ve a cambiarte —le sonrió mi Nana—. Nosotros empezaremos a limpiar —nos miró y levantó la ceja izquierda.
Asentimos y les pregunté a los chicos qué era lo que tenían que hacer, nos dividimos las tareas y con Jack nos tocó lavandería.

—Sabes... —me dijo mientras subíamos las escaleras—. La lavandería me hace recordar a aquella ves que todo se llenó de espuma —tomó mi mano y beso cada uno de mis nudillos—. ¿Recuerdas? —asentí sonriendo.

—Como olvidarlo...

«Un ruido extraño interrumpió el momento.

—¿Qué sucede? —dije al escuchar ese ruido.

—Ya vuelvo —dijo Jack y salió de la habitación.

¿Qué pasó? Me levanté de la cama y caminé por el pasillo tratando de ver por donde se había ido Jack.
Caminé hasta la lavandería y me sorprendí de lo que había allí.

—Jack que es lo que... ¡ahhh! —dije.. pero antes de terminar lo que iba a decir sentí como me resbalaba y me hundía en todo el jabón.

—¡Elsa! —oí que Jack gritó.

Cuando sentí que me tomaban del brazo, los dos salimos de ahí riendo, estábamos cubiertos de espuma, comencé a tirarle más espuma a Jack, mientras él también me tiraba a mí, era muy gracioso.

—¡Atrápame! —le dije y me sumergí en toda la espuma.

Comencé a moverme en toda la espuma, incluso tragué un poco de jabón... eso fue asqueroso, cuando dos brazos me tomaron por la cintura, y salimos riendo de allí.
Era adorable ver el rostro de Jack cubierto de espuma y jabón.. me supongo que el mío estaba igual.

—Fue divertido —reí mientras asentía-—. Me iré a bañar.

—Y yo limpiaré esto —rió.

—¿Te ayudo? —le pregunté.

—No, tu ve tranquila —me sonrió y le agradecí.

—Gracias —besé su mejilla cubierta de espuma y sentí como me sonrojaba—, porque siempre estás cuando te necesito.»

Ambos largamos una carcajada mientras entrabamos a la lavandería... recuerdo que ese día había sido muy divertido. Jack siempre me hacía reír.
Comenzamos a poner la ropa sucia en los lava ropas y luego encendimos la lavadora.

—Espero que no pase de nuevo lo de la otra vez..

—Tranquilo... no creo que esto vuelva a llenarse de espuma —apoyé mi cabeza en su hombro y largué una risa—, aunque sería divertido si eso pasara nuevamente.

Luego de un momento de silencio. Me llamó:

—Elsa

—¿Sí? —me puse frente a frente con él.

Esperando su respuesta, sus labios ya estaban sobre los míos. Un dulce barrido de sus labios atravesaron los míos, increíblemente tiernos y suaves, e inclusive de una forma rápida.

—Oh... —jadeé, mis dedos clavándose en su suéter.

—Shh... —sus labios rozaban los míos. Escalofríos corrieron arriba y abajo de mi espina dorsal.

Me besó suavemente, siguiendo el patrón de mis labios con los suyos. Algo dentro de mí ascendía. Me aferré a él cuando se deslizó y de repente estaba acorralada en la pared.
Su boca estaba aún en la mía. Ninguna otra parte de nuestros cuerpos se tocaron y no estaba segura de si debía sentirme aliviada o decepcionada por eso. Pero sus labios... ¡oh, Dios! Sus labios se movían contra los míos. Comencé a besarlo de nuevo, más lento. Me preocupaba qué podría estar haciendo mal, pero entonces un profundo sonido vino de él, casi un gruñido e instintivamente sabía que era un sonido de aprobación. Un estremecimiento sacudió mi cuerpo. El dolor se extendía, intensificándose y era aterrador su camino.
Su beso se profundizó, engatusando mis labios a abrirse a los suyos. Mis sentidos giraron mientras su lengua se deslizaba, lamiendo sobre la mía. Di un grito ahogado ante la sensación, y su lengua se adentró profundamente. Caí dentro del beso, mis dedos se apretaron y arqueando mi cuello.

Él sabía a chocolate –del que habíamos comido durante la película–, y yo sentía en mi piel como la lujuria se agitaba en la boca del estómago, seguido por un estallido de pánico oscilante. Eso fue suavizado a medida que su lengua movía a lo largo del techo de mi boca. Cuando levantó la cabeza, tomo el labio inferior entre los dientes y con un gemido de satisfacción me escapé.

Ambos respirábamos pesado.
Jack se sentó, tirando de mí hacia arriba en una posición sentada. Sus ojos eran de ese azúl intenso, caliente y abrasador. Sentí enrojecerme por todas partes. Mi pecho subía y bajaba rápidamente. Mis manos estaban todavía unidas a sus brazos. Alzó su mano, trazando la línea de mi labio inferior y luego se inclinó de nuevo.

—Te amo, Elsa —sus labios rozaron los míos muy tentadores, muy prometedor.

—También te amo, Jack —sonreí y oculté mi cabeza en el hueco de su cuello.

(...)

—¿En qué piensas? —me preguntó Jack mientras teníamos las manos entrelazadas.

Eran cerca de las siete de la tarde, estábamos los dos tumbados en mi cama; mirando el techo.

—Estoy nerviosa —murmuré—. Mi padre no tarda en llegar, Jack —suspiré—, además de esa maldita sorpresa que dijo que iba a darme.

—Tranquila... sabes que por cualquier problema, yo puedo aparecer y llevarte lejos. Me giré a mirarlo.

—¿Qué es lo que va a pasar? ¿Si me saca del país?

—No lo hará —me miró—, mientras yo esté aquí para evitarlo... —rozó su nariz con la mía—. Cálmate, cariño.

Hice caso omiso a sus palabras y me recosté en su pecho... cerré los ojos y me vi presa de un sueño.

(...)

—¡Elsa! —gritaban—. ¡Elsa!

Me desperté de golpe para notar que estaba sola en la cama. ¿Dónde estaba Jack?

—¡Elsa! —gritaban mientras golpeaban mi puerta... me paré de golpe, le quité la llave y abrí.

—¿Qué sucede? —pregunté.

—Tú padre está aquí... —me susurró Mérida.

—¿Y Jack? —sentía como la respiración se me aceleraba.

—Está abajo... escondido —me miró no te preocupes, está bien. Ahora vamos abajo, tu padre quieren que cenen.

Asentí sin ganas y caminé con Mer por el pasillo y luego bajamos las escaleras, pasé por la sala y luego entré en el comedor, mi padre estaba sentado allí mientras mi Nana le servía la cena. Estaba que me moría de los nervios.

—Elsa —me sonrió al verme—. ¿Qué tal tu día? —me preguntó.

—Estuvo bien —respondí sin mirarle y me senté unas sillas lejos de él.

—¿Porque tan lejos? —largó una risa—. Ven más cerca, debemos hablar.

Con un nudo en mi garganta me acerqué más, a estar al punto de estar junto a él.

—¿Qué pasa? —tragué en seco.

—Como te dije te daría una sorpresa... —asentí con miedo—. Pásame la sal por favor.

Tomé la sal y se la pasé con rapidez.

—Dime... cuál es la sorpresa.

—¡Pero que ansiosa! —rió mientras se aclaraba la garganta—. Te irás a un internado en Irlanda.. —me sonrió—. ¿No es una genial idea?

Sentí como la respiración se me cortó y abría mis ojos con sorpresa.

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Where stories live. Discover now