Arrepentimiento

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Narra Elsa.

Abrí mis ojos y suspiré. Anoche no dormí muy bien. Me quedé pensando en mi padre, en todo lo que pasó ayer.
¿Qué habrá hablado Cristina con él?
Me levanté de la cama y miré a mi lado.
Allí estaba muy profundamente dormido Jack.
No estábamos en mi habitación, estábamos en la que había sido su habitación, cuando trabajaba aquí.
Acaricié su mejilla, se veía completamente adorable durmiendo. Besé su frente y me levanté de la cama, saliendo de la habitación. No se oía nada, quizás era muy, muy temprano.

Caminé hasta la sala sorprendiéndome de quien estaba ahí; Mi padre sentado en el sofá, leyendo el periódico.
Estaba por darme la vuelta, cuando me llamó.

—Elsa... —dijo despacio—. ¿Podrías venir un momento? —respiré ondo. Vamos Elsa, tú puedes.

—¿Qué sucede? —me acerqué a él.

—Quiero hablar un minuto contigo... por favor —me miró.

Asentí y me senté junto a él en el sofá, miré hacia la ventana; el sol apenas estaba saliendo.

—Mira, si vas a hablarme del internado y de lo demás...

—No es eso —se aclaró la garganta—. Yo... No sé cómo empezar.

—¿De qué hablas, papá? —le pregunté.

Me miró con ojos brillosos.

—¿Acabas de llamarme Papá? —me preguntó suave.

—Sí —dije. ¿Qué había de malo en eso?

—Hace mucho tiempo... No lo hacías.

—¿Qué sucede, puedes decirme? —le pregunté ahora preocupada.

—¿Podrías disculparme, Elsa? —lo miré con confusión—. ¿Podrías disculparme por todo lo que he hecho?

—Papá...

—Yo... Yo ni me merezco que me llames así... Yo te he hecho sufrir mucho Elsa —suspiró—. Si quieres irte de la casa con Jack, puedes hacerlo... el martes retiraré la denuncia, y prometo no perseguirte y dejarte que comiences tus caminos sola, ya que eres mayor de edad —se aclaró la garganta—. Y feliz cumpleaños, un poco tarde, pero lo siento... —su voz se quebró—. Quería pedirte disculpas por todo... decirte la verdadera razón por la que he hecho todo este tiempo.

Yo en ese momento, sentía lágrimas en mis ojos. ¿Realmente es mi padre el que me está diciendo todo esto?

—Yo... yo no quería perderte, hija —pausó—. Sentía que si dejaba que salieras, ibas a comenzar a hacer tus cosas por tu cuenta; que ibas a enamorarte, a casarte y que te irías lejos —suspiró—, lejos de mí.

Bajé la mirada.

—Eres lo único que me queda, yo no quiero perderte... al igual que a tu madre.

Levanté la mirada al escuchar como mencionaba a mi madre. Y eso era suficiente para hacerme llorar.

—¿Pero por qué me tratabas así? —sollocé—. ¿No te dabas cuenta de que me alejabas más de tí?

—No sabía qué hacer...

Mi padre, estaba llorando frente a mí.

—Yo no sabía lo que hacía. Yo en ese momento no me daba cuenta, no quería dejarte ir, no quería que crecieras y te fueras —limpió una lágrima que estaba por salirse—. Lo lamento tanto... Espero que alguna vez puedas perdonarme.

—Oh papá... —largué un sollozo y lo abracé.

Estaba abrazándolo. En todo este tiempo... Jamás lo había abrazado, se sentía tan bien estar en los brazos de mi padre.

—Yo también tenía miedo a perderte, papá... la muerte de mamá me destrozó, al igual que a tí.

—Como te lo dije antes hija, si quieres irte de la casa con Jack, puedes hacerlo —me abrazó más fuerte y acarició mi cabello—. Lo lamento tanto, hija.

—Te perdono papá... sólo si prometes nunca volver a comportarte así.

Lo miré y el también me miró... Por primera vez en mucho tiempo, me sonrió.

—Lo prometo.

Sonreí y lo abracé fuerte... muy fuerte.

Cuando oí un sollozo proveniente detrás de nosotros. Volteamos a ver, y allí estaba Cristina, llorando mientras sonreía.
Corrió junto a nosotros y nos dio un abrazo.

—¿Qué está pasando aquí? —una voz hizo que nos separaramos y volteasemos a ver—. Me voy de viaje unos días y pasa de todo —dijo Melanie con una sonrisa y todos reimos.

(...)

La semana siguiente resultó muy bien, todos fueron a la oficina de policía y solucionaron el caso, Agnarr retiró la denuncia y se disculpó con todos, en especial con Jack.
Todos aceptaron sus disculpas y sonrieron al momento.
Elsa no le había contado la razón de su padre a nadie solamente a Jack. Quien también se quedó sorprendido porque su padre había actuado así todo este tiempo.
Agnarr también fué a disculparse con la mamá de Jack, por todo el escándalo que pasó aquél día.

Al fin y al cabo las cosas se solucionaron.

—Jack ¿Qué hacemos aquí? —preguntó Elsa al ver que se encontraban en el elevador de un edificio.

—Bueno, el día de tu cumpleaños yo había organizado algo muy importante para tí -dijo Jack—. Pero con lo que pasó... ya sabes lo demás.

—¿E-en serio? —preguntó Elsa con una sonrisa.

¿De verdad Jack había preparado algo para ella?

—Sí —asintió—. Y ahora; volví a planearlo. No iba a dejarte sin regalo de cumpleaños.

—¿Qué..?

Elsa se quedó a mitad de frase cuando las puertas del elevador se abrieron dejando ver una bellísima decoración.
Ella se quedo boquiabierta al ver la belleza delante de ella.
Estaban en lo alto de un edificio donde se veían todas las luces del precioso Londres.

—Esta vez es mejor, porque todos me ayudaron —dijo Jack con una sonrisa nerviosa.

—¡Oh Jack! —exclamó Elsa—. ¡Gracias! —lo abrazó con todas sus fuerzas.

—No tienes que agradecerme, te lo mereces —le sonrió y le dio un dulce beso en los labios.

—Te amo muchísimo Jack —susurró en sus labios—. ¿Qué estaría haciendo yo sin tí?

—Mejor dicho; ¿Qué estaría haciendo yo sin tí? —rió—. Y yo también te amo, cariño.

Al parecer se necesitaban mutuamente...

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora