Reencuentro

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Narra Jack.

Era gracioso verme a mí mismo sin camisa, descalzo y solo con unos pantalones de chándal, caminando apurado en el centro de la ciudad, buscando y pensando lo que le podría regalar a mi novia.
De las pocas personas que había en la calle, diez de cada diez, ósea TODOS, me miraban como si fuera un extraterrestre.
¿Acaso nunca les pasó que no sabían que era el cumpleaños de su novia y salieron corriendo a comprarle un regalo?
Tomé mi teléfono, que gracias al cielo estaba en el bolsillo de mi pantalón, marqué a mi casa y segundos después me atendió una voz que conocía.

—¿Hola? —dijo la voz de Elsa desde el otro lado. Asustado colgué, aun no quería hablarle y tener que desearle feliz cumpleaños por el teléfono, y repetí varias veces palabrotas en mi cabeza, de que ella ya estuviera despierta y que yo no esté ahí para darle su desayuno especial...

Marqué el celular de mi madre y a los segundos atendió.

—Mamá —le dije—. Cómprale unas flores a Elsa y dile que se las mando yo...

—¿En qué momento quieres que vaya niño?

—Ahora, por favor —le rogué.

—Sabes... no debería ayudarte en esto... Ya estas grandecito y tendrías que solucionarlo solo...

—Pero eres la mejor madre y me ayudas —continúe—. Ahora ve y compra unas flores mamá, sabes que te amo, eres la mejor mami del mundo —lo dije fuerte, porque al pasar unos empresarios por mi lado, rieron al escucharme.

—Ay Jack —escuché su suspiro—. ¿Qué flores le compro?

—Las más hermosas que veas, las que más te gusten, solo cómprale florecitas y dásela, dile que no estoy porque ando... con... asuntos de...de.. no lo sé —dije—. ¡Ahh! —exclamé—. ¿Qué puedo regalarle?

—¿Esperas que te solucione todo? —gritó en el teléfono.

—Solo dame ideas, no sé qué comprarle.

—Lo siento Jack, eso lo haces solo —rió y luego colgó.

Suficiente tengo con así vestido por la calle... Veamos ¿qué puedo comprarle?
Algo que le guste... algo que le guste... mmh.
Iba caminando cuando siento un dolor en mi pie, me veo y había pisado una tapita de cerveza.

—Por la mierda —hice una pequeña mueca de dolor—. Puta tapa —la próxima vez que me pase esto, juro ponerme mis zapatos.

(...)

Cuando por fin había conseguido algo lindo, llegué a casa cansado, me dolían los pies y tenía hambre, ni siquiera pude comer mi naranja esta mañana, porque se me había caído al suelo, entré a la sala y vi a la persona que nunca pensé que volvería a ver.

—Jack...

—Bobby —murmuré entre dientes—. ¿Qué carajos haces aquí? ¿Y mi mamá?

—Salió, enseguida vuelve —se aclaró la garganta.

¿Dónde estaba Elsa?

—No sabía que volverías después de lo que pasó —interrumpió mis pensamientos—. ¿De dónde vienes así vestido? —rió. Idiota.

—Primero y principal, yo le prometí a mi madre volver por ella... y segundo, no entiendo porque mierda estás aquí, pensé que tenía la suerte de no verte nunca más.

—¿Conseguiste lo que querías? —me preguntó—. Libertad... Diversión ¿mmh?

—¿A qué vas con esto? —le pregunté furioso—. ¿Por qué viniste?

—Eres mi hijo...

—No —le interrumpí—. Ya no más...

—Oh vamos Jack, siempre serás mi hijo y yo siempre seré tu padre.

—¡NO!

—Admito que cometí un error al no darte libertad.

—No era sólo eso —le miré enojado.

—Jack... —comenzó mi padre.

Estaba por comenzar a gritarle cuando la puerta se abrió, revelando a mi madre con un ramo de rosas en sus brazos.

—Aquí está el... oh —miró a mi padre—. ¿Qué haces aquí?

—¿No sabías que él estaba aquí? —le pregunté a mi madre—. ¿Cómo entraste? —le pregunté a Bobby.

—Hablaremos en otro momento —se levantó del sofá.

—No.

—Si —dijo mi madre—. Ahora no Jack —me miró—. Vete Bobby, no es buen momento.
Bobby sonrió y salió por la puerta, dejándome con mi madre.

—¿Por qué dejaste que se vaya? —le pregunté algo enojado.

—No dejes que te arruine el día —me miró—. Tendrás tiempo de hablar con él a solas, en otra oportunidad ¿sí? —no muy convencido asentí y miré el ramo.

—Son hermosas mamá —le sonreí-—. Gracias, eres la mejor —suspiró.

—¿Cómo te fue en el centro? —rió.

—Bien —dije entusiasmado y saqué algo de mis bolsillos —esto es lo que le compré –le mostré...

—Es bellísimo Jack, te aseguro que le encantará —me dijo.

—Pero siento que es muy poco —bufé—, quiero algo más... no lo sé.

—¿Mucho más especial? —me preguntó.

—Si —le dije—. Sabes... jamás volveré al centro descalzo —mi mamá largó una carcajada mientras negaba con su cabeza.

—¿Dónde está Elsa? —le pregunté tomando las flores.

—Debe estar arriba —me dijo y me dirigí a las escaleras—. Por cierto, le gustó el desayuno —me gritó desde la cocina y sonreí mientras caminaba por el pasillo, hacia mi habitación.
Entré despacio para sorprenderla.

—Amor —la llamé, pero no hubo respuesta, solo silencio. Entré a la habitación pero ella no estaba, me fijé en el baño y tampoco. Bajé las escaleras y le hablé a mi mamá.

—Elsa no está —le dije un poco asustado.

—¿Qué? —me preguntó confusa.

¿Y si cuando mamá se fue a comprar las flores su padre se la llevó? Me entró el pánico. Él no pudo haberla encontrado... no puede ser.

—Se la llevó, él se la llevó —dije pasando mis manos por mi rostro.

—No puede ser Jack —mi mamá me abrazo—. Quizás salió, sólo cálmate.

—¡No pudo habersela llevado!..

La puerta se abrió, revelando a Elsa con una caja de chocolates en las manos.

—¡Elsa! —grite corriendo hacia ella, para tomarla en mis brazos y abrazarla.

—Oye, aplastas mis chocolates —me dijo riendo. Dejé de abrazarla para salir corriendo a tomar las flores y entregárselas
—Feliz cumpleaños mi amor.

—Gracias Jack —me abrazó—. Son hermosas.

Volteé a ver a mi madre, que se iba a la cocina mientras me guiñaba un ojo y yo le susurraba un Gracias.
Tomé el rostro de Elsa entre mis manos y junte sus labios con los míos ¿Mi pequeña ya tenía dieciocho?

—¿Dónde estabas? —le pregunté luego de besarla, mientras la tomaba por la cintura.

—Fui cerca de aquí para llamar a Anna por un teléfono público y luego me compré una caja de chocolates —largó una risa.

Siempre tan adorable, frágil y hermosa...
Lo bueno de todo, es que ella era toda... mía.

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Where stories live. Discover now