Capítulo 6: Lemon

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Fuera del bar, Tsuna vio que nadie les seguía a donde ellos caminaban en medio de besos y toques así que se separó de Nicol y sacó su teléfono, paró un taxi y se fueron a un hotel dentro de la ciudad. Sus besos, profundos y adictivos eran de todo un buen profesional. Sus caricias iban desde la pierna como una pluma que en vez de bajar subía por todo el largo de la desnuda piel de la ante pierna de la pelinegra.

-No fue ese...mmm... tu padre...mm... ah... el que...ah... botó los vasos.

Tsuna no daba tregua en los besos y caricias que tenía pensado para su compañera, pero es pregunta logró sacarle una risa en medio de todo.

-Claro, pero qué más da- le miró directo a los ojos con una mirada ardiente, una mirada que la llevo al décimo cielo –esta noche nadie te quita de mis manos, querida- y le robo un beso fogoso, solo se detuvieron hasta que el gran y estorboso oxígeno les hizo falta.

El taxi había llegado a su destino y Tsuna pagó lo más rápido que pudo. El hotel a donde habían llegado era uno de los más caros de la ciudad. Todo elegante y bien presentado, pero nada de eso importó para la pareja en esos momentos. Con un pie dentro, un botón le dio al castaño la llave después de un saludo en italiano, Nicol se quedó sorprendida cuando su acompañante habló fluidamente en ese idioma.

-No te sorprendas, que la noche es larga- su voz ya no era solamente seductora, esta vez era condenadamente sensual y ronca; era excitante.

Ambos subieron por el ascensor al último piso sin dejar de atenderse, al abrirse la puerta solo se pudo observar que era un cuarto enorme, sin embargo los ojos de ambos solo se dirigieron a esa enorme cama y la botella de vino a su lado derecho.

Cayeron en la cama con Nicol debajo del castaño que tenía una mirada absorbente. Tsuna la besó y cuando se separaron un hilo de saliva les mantenía aun juntos. Sin desaprovechar la apertura de la pelinegra comenzó por besos delicados en el cuello produciendo los primeros gemidos de ella. Pasó de besos en el cuello para ir bajando por sus hombros y llegar a su pecho, sus manos hábilmente zafaron la parte superior del vestido bajando solo hasta su cintura. Su bracier negro fue despojado con tal habilidad que no supo ella en qué momento se lo había quitado.

Nicol estaba disfrutando de las caricias y roces de sus partes sobre la ropa, pero esto no ayudaba y para eso Tsuna sabía la solución. Con una mano comenzó a masajear sus senos mientras que la otra se ayudaba a despojarla de toda prenda que le estorbara.

-Es hora de la comida- sonrió Tsuna y dejándola como vino al mundo.

Las manos suaves de la pelinegra subieron por los hombros del chico que ahora la embriagaba con sus caricias. Le sacó la parte superior que llevaba él puesto y se fijó que su abdomen estaba lo suficientemente marcado sin llegar al exceso, sus brazos tenían el tamaño preciso para ser un excelente modelo y cuando su mirada llegó a sus ojos ya no vio unos dulces y sensuales ojos cafés, esta vez eran como los de un felino a punto de cazar a su presa.

-tienes...mmm...ah un buen....ahh cuerpo...ah.

Tsuna, de manera prepotente le sonrió y ella entendió: no fueron a hablar, fueron a romper reglas.

-Aquí parece que tenemos a alguien ganoso de apagar el fuego.

Su mano estaba en su pierna abriéndolas de par en par, dejándole ver el efecto de sus caricias y besos, de su mirada y de su voz. Le tocó y soltó un gemido que sonó como música para sus oídos. Su entrepierna le estaba matando, no aguantaría mucho más con el pantalón puesto, pero para que ambos disfrutaran tenía que sufrir un poco. Bajó su cara a la mitad de sus piernas y con una lamida logró escuchar cómo iban en aumento sus gemidos

No todo es lo que pareceWhere stories live. Discover now