Capítulo 7: Amigos

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<<La mentira es la propiedad privada más sagrada de todos. (Gustavo Larcen) >>

-Esto tenemos que repetirlo- una pelinegra salía del cuarto de baño con una toalla en su torso –pero lo que hiciste fue arriesgado, eres el primero que veo que se para frente a su padre para comenzar a "comer" a alguien solo para ver su reacción- Nicol se sentó en el borde de la cama secándose el cabello.

-Vamos, me vas a decir que no lo disfrutaste-el peli café esta tumbado boca abajo en la cama y su tronco era sostenido por sus brazos –yo recuerdo que fue una noche genial, me divertí bastante, lo malo es que no pudiste conocerlos- soltando una carcajada.

-Parece que te divirtió bastante mostrarle a tu padre que no eres un inocente como él cree.

-Mj, no era solo mi padre también estaba mi profesor con él- Nicol le quedó viendo raro –quita esa cara - comentó divertido, se levantó y entro al baño –bueno, lo que me divirtió fue que su mirada de que me iban a matar- y la risa se escuchó a través del sonido del agua.

-Eso es ser un masoquista, a nadie le gustaría salir en una camilla por una aventura- comenzando a vestirse, cuando Tsuna salió de la ducha también imitó a la mayor y se comenzó a vestir y ocultó la coleta con un moño que terminó ocultada por su melena, cuando se terminaron cada quién cogió sus cosas y bajaron juntos hasta la entrada del hotel.

-¿Seguro no quieres que te acompañe a tu casa?- el menor hablaba muy confiado.

-Tsuna, puede que sea mujer, pero no por eso soy alguien débil- 

-Está bien, eso me ayuda ya que además tengo que encontrarme con un amigo- Nicol le miro con cara de no estás cansado –y no es lo que te imaginas, no voy a seguir buscando aventuras, ya van a ser las 5 de la mañana, el me viene a ver para llevarme a mi casa.

-Quisiera poder repetir lo de hoy- ella le beso, Tsuna se dejó hacer. El beso duró unos 7 segundos, suficientes para demostrarse que de seguro habría una segunda vez y cuando se terminó el beso la peli negra comenzó a irse –yo te llamo al número que me diste, espero contestes, sino ya sabes dónde conseguirme- y se despidió con la mano en alto mientras caminaba en la dirección contraria.

-Pensé que te ibas a quedar hasta más tarde- Dino apareció por atrás de él –mira que lo que hiciste puede traerte grandes consecuencias.

-¿Consecuencias? ¿Cuáles? si yo no eh hecho nada, solo fuimos a comer los dos para podernos distraer- Tsuna le regresó a ver y le acarició la mejilla.

-Ni se te ocurra cogerme a mí de juguete cuando recién te acabas de acostar con alguien- Dino decía en son de burla.

-Oh llamemos al Vaticano para nombrarte santo- Tsuna le pegó el brazo y Dino se quejó –mejor vamos para la casa, sino llegamos mamá nos hablará- y comenzaron a caminar en sentido para su casa –contigo podemos buscar a cualquiera en cualquier otro momento.

-Sí, sí, lo que digas, después de todo te has vuelto todo un calenturiento, necesitas de urgencia un baño frío.

-Sí, y de urgencia.

La mofa de sus palabras eran de boca para afuera, sus ojos no reflejaban nada de alegría, sus puertas del alma reflejaban las heridas de su corazón.

-Tienes que superar lo que sucedió y dejar las aventuras donde puedas salir lastimado-Dino pensó eso mientras caminaba a su lado.

Lo que no se percataron fue que un chico de cabello blanco que siempre salía temprano para trotar les había visto con sus ojos grises.

-Con que este es el verdadero Tsuna- su tono sonaba sorprendido.

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora