Capítulo 25: Es nuestro turno

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"La vida anhela que caminemos en la cuerda floja de los sentimientos y pensamientos"

Las expresiones que tenían los muchachos en la sala de reuniones en Japón eran de pura sorpresa, impacto y de duda total. Las palabras y griteríos habían sido apagados con el sonido del plomo calando la cabeza de ese señor que había ofendido a la memoria de Nono, como si el botón de apagar hubiese sido oprimido.

-¿Alguien más quiere opinar algo sobre Nono?- escucharon la fría voz del castaño que bajaba su arma en el escritorio desde la pantalla de más de ochenta pulgadas con audio de cine.

Debían aceptarlo, el castaño infundía un ligero escalofrío al oírlo hablar de esa forma, es más, ver cómo había arrebatado una vida fue un ataque a su cordura. Nana y los guardianes de la novena generación eran los únicos en toda la sala que lo veían venir. Hasta Mukuro quedó frío al ver la facilidad con la que el castaño hablaba después de ensuciar sus manos de manera tan ordinaria.

-No, nadie –la voz que salían en ese momento de los parlantes era la del castaño, con un toque de pregunta-afirmación - muy bien, me alegra que ustedes sí hayan querido de verdad al anterior capo Vongola- el cinismo no se iba, eso les estaba aumentando el escalofrío en sus cuerpos.

-Por un lado- habló Gakudera un tanto tembloroso por el shock –me da alegría no poder ver sus ojos.

La mayoría en esa sala asintió.

-Esperen un poco, ya mismo regresa a ver- dijo divertido Ganauche III – eso solo fue el aperitivo- al parecer se divertía viendo la sorpresa de la familia del décimo capo.

-¿Qué quiere decir? Em... –preguntó Hana regresando a ver al hombre que estaba arrimado al marco de la puerta como si nada pasase.

-Ganauche- le reprochó Coyote –deja de asustar así a los muchachos – dijo mientras, desde el computador junto a Giannini, controlaban la señal para que no se cortara la transmisión.

-¡¿Qué?!-dijo levantando los hombros –Nunca han sido las reuniones de los capos pacíficas, y eso lo sabes mejor que nadie.

Coyote calló y mejor subieron un poco más el volumen para escuchar todo.



-Vongola- un señor de edad avanzada habló mientras se arrimaba más a la mesa -¿Por qué acabar con la vida de un miserable de esa forma? Existen varios métodos para sacar provecho de basuras como esa- hablaba de manera despectiva.

-Señor Rosel – Tsuna se arrimaba más a su respaldar y cerraba de nuevo sus ojos sin cambiar de gesto –el señor Hidalgo no nos podía traer ningún privilegio cuando acababa de cumplir con la condena el día de ayer en su país- esto si sorprendió a todos.

-¿Qué?- la señora de 40 años volvió a hablar –eso significa que la policía estaba tras él- dijo un poco alarmada.

-Exactamente madame- Tsuna movía su mano en círculos demostrando que no le importaba mucho –Sin embargo, eran autoridades españolas ejerciendo los cargos cometidos en España y sin relación a la mafia, por eso señores y bellas damas, ya que estamos en Italia no deben temer.

-Por cierto –el señor Psycho se integraba a la conversación buscando algún punto débil en el castaño –Décimo, déjeme decirle que tiene una puntería envidiable- su sonrisa no le pudo causar más asco a Tsuna.

-Muchas gracias por su alago, Señor Psycho –Tsuna volvió a abrir sus ojos para verle de manera arrogante –lástima que aún tengo que perfeccionar mi puntería.

No todo es lo que pareceWhere stories live. Discover now