Capítulo 23: Vuelve pronto la mia vita

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"La vida no consiste en esperar a que la tormenta pase, la vida es aprender a bailar bajo la lluvia"

Sus ojos estaban aún húmedos, su mente no lo asimilaba muy bien. Por primera vez se permitía dejar que sus sentimientos se expresarse libremente y ahora por primera vez alguien vio su corazón abierto sin tapujos. ¿Estaba soñando? Posiblemente sí, y cuando despertara se encontraría con el chico nerviosos de ojos puros temblando por la nueva descarga eléctrica para el inicio de una nueva jornada de tortu... enseñanzas para ser el próximo jefe de la mafia y con la constante negativa de ser un capo.

Pero no todo puede ser de color de rosa, como tampoco puede ser de color negro.

Delante de él estaba su pupilo, lastimado de las mil formas posibles y herido a muerte. Sus ojos demostraban ternura, al comienzo no entendió porque le miraba de esa forma y no fue hasta que el castaño intentó levantar su mano temblorosa para limpiar de su mejilla una de las lágrimas que habían salido antes de la sorpresa de su despertar.

-Nunca en mi vida pensé verte llorar- la sonrisa de sus labios era un enigma, pues no solo era una sonrisa pura, era una sonrisa débil que demostraba su cansancio y sus ganas de luchar.

-Solo tengo una basura en el ojo, no es lo que crees- sabía que mentir a su pupilo a estas alturas le era imposible.

Escuchó la cansada risa de su alumno, por una parte su corazón se tranquilizó, pero por otra parte sintió que la imagen del asesino número uno del mundo había sido desechada al tacho de basura. Se levantó y salió de la habitación, según él para llamar a un médico, pero Tsuna sabía bien que además se iría a relajar e intentar que no se notara su reciente muestra de sentimientos.

Sus ojos se enfocaron a su alrededor. Las máquinas que le rodeaban, el pitido de la máquina que controlaba su pulso, el respirador artificial. No era la primera vez a la que estaba conectado a tantas cosas, pero no a todas juntas. Debía admitir que el mundo del más allá no había sentido dolor alguno, pero aquí era diferente, le dolía hasta las partes que no sabía que tenía.

Pronto llegó el uno de los doctores que siempre le atendían junto con Reborn. Se podía ver la sorpresa del jefe en área de salud al verlo despierto, pero lo que más le gustó ver fue como su espartano tutor intentaba que no se notase sus expresiones ni sus facciones ocultándolas bajo la sombra de su fedora y mientras acariciaba a León, mascota de la cual era ahora ya no una cosa tierna sino una mascota muy cariñosa.

El doctor le preguntó cosas rutinarios como cómo se sentía, si notaba cosas extrañas o cosas parecidas. Cuando el doctor dejó sus revisiones de rutina se fue para avisarle al resto de los encargados del piso y avisarle a su primo sobre que había despertado. Miró el reloj y vio que ya eran las diez de la mañana. Sintió unas tremendas ganas de comer un desayuno de su mamá.

-¿Cómo te sientes?- la gruesa voz de su tutor le era un poco difícil de identificarla ahora que la escuchaba con mayor detenimiento.

-Como si hubiese terminado un entrenamiento tuyo- lo dicho provocó la risa de ambos.

Se había olvidado de las pequeñas cosas que le llenaban el alma al estar con esa persona que él consideraba una de las más importantes.

-Eso era porque eras un debilucho

-¡Oye! No es de humanos tener que cruzar a mano todo el bosque de Naminori durante tres vueltas.

No pudieron evitar reír a pesar de la voz casi imperceptible y débil del castaño. El castaño miró como su tutor ahora se volvía a sentar en el lugar que lo vio cuando abrió los ojos. Sintió como la mano de su tutor se posaba sobre su frente apartando unos mechones de pelo, en sus ojos se notaba la pregunta más dura. Por primera vez desde que dijo la verdad podía conversar con su tutor de forma tranquila y sin peleas.

No todo es lo que pareceWhere stories live. Discover now