Capítulo 21: Pensamientos y decisiones

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"Tus alas elevarán mis sueños derrumbados del piso al gran e inmenso cielo"

La canción volvía a ser repetida una y otra vez sin cansarse de ella. Estaba siendo atendido por uno de sus doctores principales, le sacaron las balas hace unos momentos con anestesia local y ahora le cosían cierta cantidad de puntos para ponerle las bandas que cubrirían sus heridas.

La noche anterior había cumplido con uno de sus anhelos más grandes en su vida, el primero era matar a esa molestia que no dejaba ver a SU cielo el verdadero ser que en verdad era y el segundo matar a ese "vejete" que él tanto odiaba por razones simples: llevarse de su lado a las dos únicas personas que llegaron a alterar todo sus ser al verlos en su máxima expresión, lástima que con ese vejete se habían abstenido a mostrar sus verdaderos potenciales.

Su cielo, su preciado cielo, al fin podía ver ese rostro tan cerca, después de tanto y tanto. Cuando mató a la cabeza de fósforo se sintió en el paraíso, porque cuando llegó su cielo a la escena y observó su obra maestra, simplemente fue hermoso. Su rostro alterado, buscando de alguna manera que esa mecha quemada se moviera. Je, cómo si un cerrillo volviera a su forma después de haber sido consumido por las llamas. Personalmente, le encantaba más el cabello negro que la chica llevaba después de haber prendido fuego a su cabeza que como cuando andaba de fosforito del año con su pequeño.

Pero esta vez lo pudo ver en persona y sin tanta distancia. Tenían que aceptar que su chiste lo había sacado de su película favorita "Saló", solo que lo del toque de gracia se lo dio él. Ese rostro del vejete al morirse era una escena tan cómica que le faltó la cámara para grabar sus momentos.

-¿Se..señor Ángelo?- preguntó nervioso el doctor.

-¡¿Qué quieres?!- preguntó molestó, pues no le gustaba que interrumpieran sus pensamientos.

-Necesitamos reubicarle su tabique a la posición natural- el doctor se alejó lo más pronto mientras buscaba alguna cosa con la que cubrirse –como lo tiene totalmente desviado, me refiero a su tabique, queríamos saber si... ¿quiere anestesia o sin ella?

Tal pregunta era una mariconada decirla, así que respondió con suma gracia.

-Al puro, no quiero dopar más mi pobre cuerpo- y el doctor así lo hizo.

En esa sala solo se escucharon los huesos y el tabique ser movidos sin consideración alguna.

-Reborn, tú serás quien sea el que más disfrute del espectáculo de nuestro dulce cielo.





-¿Cuánto tiempo tengo que esperar para poder verlo?-preguntó molesto un azabache parado frente a un peli blanco que estaba harto de repetir lo mismo al señor frente a él.

-Su consentimiento no se ha dado, es imposible, entiéndelo Reborn.

Reborn se había tranquilizado un poco, solo que ahora estaba frente a la sala donde estaba su alumno siendo detenido por uno de los antiguos guardianes del Nono. Verlos ahí donde estaba Tsuna y no en el lugar donde el féretro del noveno estaba se le hizo por demás raro, puesto que se supone que ellos solo servían a Nono. Sin embargo, le explicaron que habían sido órdenes del Nono el quedarse con el nuevo jefe si algo le llegase a suceder a él.

Coyote, frente a él le había impedido el paso. Bien, pues ahora no tuvo más remedio que sentarse a esperar, si lo hacía era por respeto a su difunto amigo, a Nana y al castaño que necesitaba reposo, ya que si por él fuera ya les hubiese disparado a todos para entrar.

No todo es lo que pareceWhere stories live. Discover now