4. No te lo mereces.

8.6K 488 572
                                    

Lily en multimedia.

*********

-Bicho de mierda.

-¿Has podido convencerla?

-Está enamorada de este gato asqueroso -murmuró Paris, con la nariz arrugada y una mueca de repulsión en los labios-. Intenté tirarlo por la ventana el otro día, pero Filch justo iba pasando...

-¡¿Le tiraste un gato a la cabeza a Filch?!

Abrió los ojos como platos, alterándose, para luego tapar rápidamente mi boca. Estábamos frente a la aldaba que marcaba la entrada de la Torre Ravenclaw, esperando a Gaia, quien tenía que alistarse para las pruebas de Quidditch. Yo sólo iba a observar, ya que quería darle mi apoyo por su primer año de capitanía, al igual que Gaia lo haría conmigo a las horas siguientes.

Mientras esperábamos, Tiberius, el gato de la mejor amiga de Paris, se había presentado ante nosotros. La francesa a mi lado lo odiaba porque siempre hacia sus necesidades dentro de la habitación, a la vez que yo lo detestaba porque era de color negro... y yo era un fiel supersticioso.

-Nunca se enteraron de que fui yo. Cierra la boca.

-¡Miauuuu! -maulló el gato, frotando su lomo contra la pierna de Paris, quien le dio una disimulada patada, provocando que el animal cayera dos escalones abajo.

-¡PARIS! -chilló Gaia, saliendo justo por la entrada a la Torre de su casa.

-¡No hice nada! -se defendió mi mejor amiga, alzando los brazos con inocencia-. Se cayó sólo.

Gaia alzó una ceja con incredulidad pero no dijo más nada. Tomó a su gato cariñosamente, hablándole con voz aguda y tierna como si fuera un bebé, para luego volver a entrar a su Sala Común y dejarlo por allí.

Miré a Paris con una sonrisa divertida, a la vez que ella se encogía de hombros y me obligaba a agacharme para treparse a mi espalda y enredar sus pies a mi cintura. La agarré por los muslos e hice fuerza para sostenerla, aunque no era demasiado necesario considerando que la hiperactividad que tenía quemaba todas las grasas de su cuerpo. Ella se mantuvo tomando mis hombros.

-¿Vamos? -preguntó Gaia, con su mochila en mano y comenzando a caminar a nuestro lado.

Hoy era el día de las pruebas de Quidditch: los Ravenclaws ocuparían el campo primero y yo había prometido a Paris que la acompañaría a alentar a Gaia, siempre y cuando ellas se quedarán durante mis prácticas. Yo también necesitaba un poco de aliento durante mi primer año de Capitanía.

Desde que Hallie Zabini se había graduado, el equipo de Slytherin no había tenido ni un buen cazador. Si solíamos ganar era gracias a que Scorpius era un muy buen guardián, y a que yo no tardaba tanto en atrapar la Snitch... bueno, al menos cuando jugábamos con cualquier equipo que no fuera Gryffindor. Nunca iba a poder conseguir el triunfo si mi hermana formaba parte del equipo contrario.

Cuando estábamos doblando en uno de los corredores del segundo piso, mis ojos divisaron a Ethan Corner al otro extremo, apoyado contra la pared con los pies cruzados. Su boca enarboló una sonrisa arrogante nada más vernos y se enderezó con una ceja alzada.

-¡Persiga a ese hombre! -gritó Paris, abalanzándose hacia adelante y señalando a Ethan.

Gracias a mi experiencia, sabía que siempre que cargara a Paris tenía que estar atento a sus impulsos, porque si no, con su arrebato de hace un segundo, hubiéramos trastabillado hasta caer. Gruñí en desacuerdo cuando tuve que afirmar aún más sus muslos a mi cintura.

-No correré a Corner.

No sólo porque últimamente no lo soportaba y trataba de alejarme lo más posible de él, sino porque... no, no tenía más razones: él no me agradaba y ya.

Albus Potter y la maldición de los Potter || #PNovelWhere stories live. Discover now