14. Sin gemelos irlandeses.

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-Creo que él es demasiado bueno para ella.

Hacía alrededor de una hora que había llegado a casa de Alice. Su madre me había saludado con un asentimiento de cabeza y su padre se había sentado a charlar con nosotros unos minutos. Por otro lado, hace dos minutos que su hermano había pasado tomado de la mano de una chica que yo no conocía excelentemente bien... pero si lo suficiente como para que ella abriera la boca de par en par, alarmada.

Ja, tenía un lindo cotilleo para Amelie y James.

Fuera de todo eso, Alice había estado encantadoramente servicial. Me había traído un libro mientras merendabamos y escuchaba todo lo que decía con una sonrisa.

Sí, realmente quería arreglar las cosas.

-No sé decirte si es cierto. Frank es una persona buenísima, que nunca merecería ni un error y ella... Bueno, no sé mucho de ella pero por lo que me han contado...

-Sí, lo sé -murmuró Alice, presionando sus labios entre sí y volviéndolos blancos y tan pálidos como sus tez-. Como que podríamos decir que tú eres él y yo soy ella.

Resoplé. Había estado insultándose ella misma todo el tiempo y (aunque en parte debía admitir que tenía un poco de razón) me desesperaba. No me gustaba que pensara mal de ella misma, que se menospreciara por lo que me había hecho. Lo único que eso provocaba es que yo solamente quisiera volver a lo que éramos para dejara de sentir culpa.

Podía ver el arrepentimiento en sus ojos. Aunque Lily me aconsejaba que nunca confiara en Alice, ella no la conocía como yo: estaba seguro de que al decir que le gustaba, que lo sentía, estaba diciendo la verdad.

Dijeran lo que dijeran, yo le creía. Por más que Alice me había traicionado anteriormente, confiaba ciegamente en ella. Y por más que me dijeran "estúpido", confiaba en mis instintos.

Negué con la cabeza para hacerle saber que no quería ningún otro comentario de aquel tipo y, para cambiar de tema, tomé el libro que estaba frente a mí, el que me recomendo, fingiendo que lo hojeaba.

-¿Es muy triste?

Ni siquiera me hacía falta leer la contratapa para saber que era de drama. Alice amaba ese género.

-Algo, pero podrás soportarlo -me sonrió.

-¿Y es muy cursi?

-¿Para ser un libro de romance? Para nada. Es muy tierno, pero tampoco tiene escenas para vomitar arcoiris.

Pasé un dedo por la tapa que tenía inscripto el nombre "Yo antes de ti" y descubrí que era bastante nuevo... por consecuente, demasiado raro como para que Alice me lo prestara.

Pero no comenté nada al respecto.

-Genial, así Paris no molestará.

Mi mejor amiga tenía la costumbre de hojear los libros que yo leía, como si me vigilara, y, si encontraba alguna escena algo cursi, comenzaba a decirme que era un empalagoso en potencia y que no me merecía su amistad... sí, lo normal.

Vi que la sonrisa de Alice decaía un poco, pero aún así, supo disimularlo. Pero, vamos, yo conocía esa mirada en ella: odiaba que nombrara a Paris "cada 5 segundos" (o eso decía cada vez que discutíamos).

Como quería mi perdón, no dijo nada, en cambio...

-¿Como está ella?

-¿Quién? ¿Paris?

Asintió quedamente.

-Los vi hablando con su padre en la estación.

Lo pensé. Alice nunca me preguntaba sobre Paris, sobre todo porque estaba cansada de que yo la nombrara continuamente... ¡¿Pero qué quería que hiciera?! ¡Yo, literalmente, vivía con París!
Sabía que el sacarla a colación era parte de su plan para que la perdonara... en parte. Porque por otro lado, sabía que a Alice le importaba lo que le ocurría a Paris.

Albus Potter y la maldición de los Potter || #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora