37. EXTASIS con los Chudley Cannons.

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Hoy no dedicaré capítulo porque... si no me meto a bañar ya, me retan. ¡Y ESTE CAPITULO NO PUEDE ESPERAR MÁS!

*******

—Fuera tiempo.

Una gota de sudor corrió por mi frente y con pulso tembloroso dejé la cuchara de amplitud cóncava sobre el escritorio, junto al caldero. La poción estaba acabada, pero aún no había tomado la forma necesaria porque debía estar en el fuego por unos minutos más. Hasta entonces, no podría saber si había sido preparada correctamente o no: tenía ganas de comerme las uñas de los nervios, pero mi mamá me regañaría.

Necesitaba una buena calificación en el EXTASIS de Pociones, si no, estaría en juego mi puesto en la Academia de Aurors. Un Auror que no sabía hacer una pocion era un problema.

Has hecho un Amortentia. ¿Para qué lo necesitarías siendo Auror?

Vete tú a saber. Lo importante es que no puedo desaprobar.

Voltee mi cabeza hacia atrás para localizar a Scorpius, quien alzó ambos dedos pulgares dándome la señal de que le había ido de maravilla. Y yo podría decir lo mismo si no me sintiera tan inseguro... Flint me hacía sentir así. Su mirada desaprobatoria sobre mí no me alentaba en lo absoluto.

Cuando llegues al Ministerio, solo asegúrate de no estar con la hija de algún jefe o algo como eso...

Se acabó el Albus mujeriego desde hace mucho, consciencia.

Ah, ¿sí? Pues que yo pensé que tiene novia y hace dos días besó a su mejor amiga.

Y eso termina hoy, querido amigo.

Un pergamino amarillento precedido de una pluma que se movía con rapidez por sí sola, voló frente a mis ojos. Detrás, venían los examinadores, echando un ojo a todos los calderos con una expresión crítica exageradamente intimidante. Y, aún así, quien me preocupó fue mi profesor, quien arrugó la nariz al observar mi poción.

Extrañaba a Slughorn.

Niñito.

El que ya le echaran un ojo a mi caldero y la pluma voladora anotara mi nombre junto a mi número de posición en el pergamino, era la señal necesaria para abandonar la habitación con los dedos cruzados para que la poción surgiera efecto. En unos minutos, debería tener su color narcado, su humo en forma de espirales y su aroma según gustos, y yo no sabría si eso se cumpliría hasta que obtuviera mi boletín.

Vaya mierda.

Permanecí fuera esperando a Scorpius. Los exámenes teóricos de los EXTASIS eran rendidos por todos los alumnos del mismo curso al mismo tiempo en el Gran Comedor, mientras que los prácticos se rendían por Casa o individualmente (en el caso de Defensa Contra las Artes Oscuras) y habían sido trasladados a las salas propias de cada materia. Así que, en el momento en que Scorpius salió, observé como Ethan, Gaia y Paris tomaban nuestros lugares para el mismo examen de Pociones, con una expresión mucho más relajada a la mía.

Paris hasta alzó la mano y comenzó a sacudirla mientras saltaba, todo para saludarme. Era una demente.

—¿Tan mal te fue? —inquirió Scorpius.

—No lo creo... solo que Flint me altera. Demasiado.

—O sea que no le tienes miedo a los exámenes sino que a un profesor que ni siquiera te colocara la calificación.

—Exacto —él rió, pero yo lo miré ceñudo—. Se burla el que le tiene miedo a mi tío Ron.

Su sonrisa desapareció instantáneamente.

Albus Potter y la maldición de los Potter || #PNovelWhere stories live. Discover now