13. De brazos cruzados.

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-¡Que te bajes, idiota!

Un grito desde la primera planta me despertó. Llamó mi atención porque no era nadie de mi familia, ni una voz que se me hiciera realmente conocida.

Refregando mis ojos y murmurando maldiciones ante los agudos gritos, abandoné mi pieza como pude, tratando de no chocar con nada al estar tan adormilado, y avancé por el pasillo. Aun así, en cuanto estuve a unos pasos de llegar a la escalera, la voz de Paris a mi derecha, me sobresaltó:

-Vas en calzoncillos -me advirtió.

Estaba en el baño, con la puerta abierta, y el cepillo de dientes señalando hacia mi ropa interior.

Miré hacia abajo. Traía un calzoncillo negro y una camiseta del Puddlemere United. Me hubiera parecido incómodo si nunca antes me hubiera visto así, pero yo ya me había acostumbrado a ella y Amelie, así que no tenía problema alguno de usar mi ropa interior como pijama.

Paris, en cambio, llevaba la camiseta verde que Gaia y ella misma habían diseñado en quinto año en honor a Jamelie (mi hermano y Amelie), cuya inscripción rezaba: "Tus ojos relucen cual sapo en escabeche".

Simplemente hermoso.

-¿Quiénes están allá abajo? -pregunté, con la voz algo ronca debido al sueño.

Carraspee y sacudí mi cabello. Paris permaneció unos segundos con su mirada perdida antes de contestarme:

-Hugo y Lily..., los gritos son de mujer, pero no logró reconocer quien es.

Entonces, dio un bostezo y un rizo pelirrojo cayó sobre su frente. Ella lo sopló y yo ladee mi cabeza antes de seguir con mi camino.

Cuando estuve por la mitad de la escalera, Hugo gritó en un grave quejido, acompañado de otro gritito agudo de parte de la desconocida. Lily, por su parte, rio. Eso pareció despertarme y terminé de bajar las escaleras con el paso más apurado.

-¡No es gracioso! -escuché que volvía a quejarse la invitada, pero contradecía sus palabras al intercalar carcajadas con estas-. ¡Bájense ya! ¡Y deja de morder mi pelo, Hugo!

Una vez que llegue a la sala de estar, noté que la voz desconocida no era tan desconocida. Se trataba de Juliette, quien en realidad era generalmente callada... o, mejor dicho, tímida, porque en cuanto aparecí dejó de reír y se sonrojó.

Tal vez era porque estaba en calzoncillos...

Ya espantas a las amigas de tu hermana.

Pero, en realidad, a Lily no pareció importarle. Seguía riendo sentada sobre el trasero de mi primo, mientras que este, al mismo tiempo, estaba recostado sobre la espalda de Juliette, apoyando los codos a la orilla de su cuerpo para no hacerle daño con todo su peso.

Juliette, miró hacia el lado contrario al que yo me encontraba y Hugo soltó una carcajada.

-Vamos, Lily, ya bájate -trató de empujarla-. Albus está ahí como todo idiota asustando a la pobre de Juli con una sola capa hasta su desnudez.

Riendo, mi hermana se sacudió el jean al levantarse y Hugo rodó hasta quedar recostado sobre su espalda junto a Juliette en el piso. Una sonrisa azuzadora se extendió en los gruesos labios de mi primo acompañada de una expresión burlona y divertida.

-¡No me molestes! -exclamó Juliette al volverse hacia Hugo y cubrirle bruscamente toda la cara con una mano extendida. Tenía un mechón de cabello castaño cayendo sobre su rostro, lo que impedía que yo la viera y, por ende, ella a mí. Aun así, pude distinguir que tenía hoyuelos en sus mejillas, al igual que Paris.

Albus Potter y la maldición de los Potter || #PNovelWhere stories live. Discover now