39. Albus un Potter es.

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Bueno, encontré esa foto (Multimedia) y me ha parecido extremada y exageradamente parecida a la Paris de mi imaginación.

EL RETO COMENZARÁ DE NUEVO. Es decir, volveré a dedicar capítulo a los mejores comentarios. Tienen la posibilidad de ser reelegidos solo porque ya me estoy poniendo melancólica. El fic terminará en el capítulo número 46 si no me equivoco, así que quedan SOLO SEIS tristes CAPÍTULOS.

Hasta yo casi lloro mientras escribía este...

No me odien.

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―Octavo día. Albus Potter se está cambiando por primera vez para enfrentarse a la luz del sol.

―Muy gracioso ―refunfuñé.

―Hablo en serio. Pareces un murciélago. No es como si hubiera demasiada luz en esta habitación.

Pasé mi remera sobre mi cabeza mientras refunfuñaba y lo imitaba en silencio con muecas raras. Una vez que estuve totalmente vestido, eché un ojo hacia la pequeña buhardilla sobre el armario. El sol atravesaba el vidrio en pequeñas fracciones que eran directamente interrumpidas por el armario. Había nubes, nada de fuertes vientos, todo perfecto para un partido de Quidditch... pero ni rastros de Hedwig.

―¿No te ha contestado? ―me preguntó Scorpius, suavemente.

Me espabilé de mi ensimismamiento y fingí centrar la atención en la ropa arrugada a la punta de la litera. Claramente, no tiene sentido, esa acumulación de prendas de siete días no iban a ser justamente acomodadas hoy cuando mis humores se escondían bajo tierra a niveles insospechados.

―¿Qué? Oh, claro que no ―contesté de forma despreocupada―. Ya lo había olvidado.

―No quieras hacerme creer que no te importa.

Hora de la filosofía.

―No me importa ―le respondí seriamente, dejando de darle las espaldas para que me mirara a los ojos―. Yo no soy quien tiene la culpa, ¿lo recuerdas?

―Eso no significa que no puedas aportar para que las cosas vuelvan a ser como antes, como a ti te gustan.

―Pues, mira, Scor. Me he arrepentido enormemente de enviarle esa carta. Solo la quiero de regreso.

Aun así, el sobre y su contenido ya estaban bajo mi almohada. Ethan, personalmente, me había buscado para devolvérmela, explicándome que la había encontrado sin abrir y siendo usada como una colcha para Mo. Simplemente, me avergonzaba demasiado contarle aquello a Scorpius y más que nada considerando que quería dejar el tema de lado antes de que me afectara mucho más de lo que ya lo hacía.

Albus Potter y la maldición de los Potter || #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora