19. Inoportunos nupciales.

5.5K 380 179
                                    

Había estado tan sólo una semana con Alice en el colegio. Nos encontrábamos de clase en clase y, el hecho de que nuestra relación había vuelto, alteró a todos los chismosos del Castillo.

Mientras tanto, en esos siete días, decidí no contarle a Alice acerca de lo que había pasado con Paris: no arruinaría nuestra nueva relación actual por algo que no volvería a pasar. Por un lado, porque conseguir todo esto me había costado mucho y, por otro, porque sabía que sería un secreto sólo de nuestra familia... ah, y tal vez porque Paris no se había separado en ningún momento de la mochila roja que Ethan Corner le había obsequiado, ¡Cuando ese no era su color favorito! ¡Lo era el rosa!

En fin, con dudas aún sobre si contarle a Rose y Scorpius, llegamos al viernes, donde McGonagall nos llamó a su despacho para viajar por polvos Flu hasta casa y prepararnos para el casamiento de Dominique.

Como mamá no me había dejado asistir con Alice a la primera vez y me había olvidado de insistirle y, al mismo tiempo, avisar a Rose, mi prima había concluido sus confusiones con invitar a Lysander como su pareja, ya que al fin y al cabo sería de buena ayuda para mantener a su hermano a la raya.

Todo eso explicaba porque, frente a la puerta del salón, había un grupo impar de personas conformado por siete parejas y el solitario Albus Potter.

Definitivamente, mi plan no era entrar primero, porque eso sólo significaría hacer el ridículo, pero gracias a Merlín, mis amigos parecieron entender.

-Vamos, Lysander, deja el comportamiento primitivo de tu hermano y compórtate como mi pareja decente.

Rose jaló del brazo del gemelo y lo obligó a entrar, dando sus nombres al guardia de la entrada.

Paris resopló al voltear a verme antes de avanzar y tomó mi corbata con una mueca, para desarmarla y volver a hacer el nudo como correspondía. Así sin más, tomó la mano de Scorpius  y dio media vuelta para entrar al salón contoneando sus caderas.

Y le observaste el culo.

Oh, ya calla. No lo hice.

Claro que lo hiciste, yo no miento.

-¡Basta ya, James!

-¿Y yo qué hice ahora?

Resoplé y le resté importancia con una mano, mientras mi hermano seguía manteniendo su expresión de confusión habitual en el rostro. Amelie le palmeó la espalda en gesto de apoyo, que en realidad pareció ser como un consuelo.

-Albus Potter -dije al hombre con la lista. Era alto y grande.

-¿Pareja?

-No -gruñí.

Vi como el hombre apretaba los labios entre sí. Vaya, hasta el guardia de reía de mí.

Y sí, patético.

Entré al salón, encontrándolo repleto de telas blancas y de un lila muy suave decorando el techo y a donde mirara. Había muchas personas grandes, vestidas con túnicas, y otros más jóvenes con trajes simples y muggles.

Mis ojos se encontraron directamente con Elvendork Thomas, susurrando algo al oído de mi prima Lucy que la hizo soltar una sonrisa tonta. ¿Dónde estaban mis estúpidos primos sobreprotectores cuando se los necesitaba?

Estaba por acercarme e interrumpir de buena manera, saludar  al resto de la familia o algo como aquello, pero alguien me tomó de la corbata por atrás, desarmándola nuevamente.

-¡Encontré a un Potter, amor! ¡Encontré a un Potter!

Con los dientes rechinando de la rabia por arruinar mi atuendo, di un puntapié a Dean Finnigan para que me soltara... y, entonces, Kyle Wood vino corriendo hacia míy apretujó mis mejillas con sus manos como si fuera su nieto.

Albus Potter y la maldición de los Potter || #PNovelWhere stories live. Discover now