Capítulo 28

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Annabeth PoV:

Fui a ver a Percy quien veía el comienzo de la Sirenita, dispuesta a conocer sus secretos. Me senté junto a él en el sofá.

-¿Hablaste con mi madre?- Preguntó.

-Así es y me dijo que tenías una razón por la que no les dices a nadie que vives aquí.-

-Eso es cierto, ¿Te dijo cuál era?-

-No, dijo que tú debías ser quien me diga.-

-¿Quieres oírlo?- Preguntó.

-No es necesario, ahora si me quieres decir, no me negaré.- Soltó una pequeña risa.

-Pues te diré.- Puso pausa a la película. -Cuando llegué a esa escuela, fue para hacerme una prueba para natación, para ver si de verdad merecía una beca por ella, no se si te dije, pero estoy becado. Entonces cuando salí, me encontré con unas chicas que estaban allí, cuando vieron que formaría parte del equipo de natación me invitaron a comer con ellas el primer día. Al parecer estaban interesadas en mí, pero me dijeron también que la única forma de encajar ahí era teniendo fortuna, no me agradó eso, pero mi madre lo escuchó y en seguida les dijo que nosotros teníamos mucho dinero y que no había ningún problema en eso.-

-Así que fue tu madre.- Le interrumpí.

-Ajá, cuando llegamos a casa le pregunté por qué había hecho eso, y me respondió que yo sería feliz en esa escuela, y que tendría muchos amigos. Me hizo prometerle que no le diría a nadie, a menos que confíe mucho en esa persona. Porque quiere que yo sea como soy, muy sociable y rodeado de gente todo el tiempo.- Dejó de hablar, al parecer ya había terminado, no sabía que decirle, así que hice lo primero que se me vino a la cabeza. Abrazarlo.

Al principio se sorprendió, pero luego me estrechó contra él, parecía que necesitaba a una amiga en ese momento, y yo no me separaría de él mientras me necesite.

-Gracias Annabeth, por estar aquí.- Dijo aún abrazándome.

-Gracias a ti, por confiar en mí.- Se escuchó la puerta.

-Buenas tardes.- Escuché una voz detrás de mí y me separé inmediatamente de Percy para darme la vuelta con la caja más roja que un tomate. El neandertal a mi lado, sólo sonreía.

- Hola Paul.- Dijo. No lo había notado, pero él es mi profesor de historia Nacional.

-Buenas tardes, señor Blofis.- Dije.

-Annabeth, no sabía que eras amiga de Percy. ¿Sabías que es mi hijastro?- Preguntó.

-Lo noté.- Dije.

-Percy, ¿sabes dónde está tu madre?-

-Si, está en la cocina.-

-Gracias, ¿Annabeth te quedarás a cenar?-

-Así parece señor.-

-Sólo dime Paul.- Y luego salió de la habitación.

-¿Por qué tan roja?- Dijo Percy, haciendo que me sonroje un poco más.

-¿Tú qué crees?-

-No lo sé.- Dijo haciéndose el tonto.

-Mi maestro de historia de la escuela llegó y me vio en su casa abrazando a su hijo, ¿no crees que es suficiente motivo para sonrojarse?-

-No, tú no deberías, es a mí a quién pedirán explicaciones luego.-

-Mejor escuchemos cómo canta Ariel.- Dije y el rió.

-¿Te sabes sus canciones?-

-¿Tú no? Creí que todos los que han visto esta película muchas veces las sabían.-

-Pero claro que las sé, pero tú no pareces de las chicas que disfrutan ver a las princesas de Disney.-

-Todos tenemos secretos y sorpresas.- Dije

Vimos la película hasta que estuvo lista la cena, Percy me guió hasta el comedor y me senté a su lado bajo la atenta mirada de Sally Blofis.

-Dime querida, tengo entendido que eres de las mejores de la escuela.- Dijo ella.

-La mejor.- La corrigió su esposo.

-¿De veras? Eso es impresionante, permíteme felicitarte. ¿Cómo es que tú terminaste tutora de Percy?-

-Uno de los maestros nos puso a hacer un trabajo juntos, y me pidió que si lo podía ayudar con su clase, estaba a punto de desaprobar el ramo. Y dijo que si veía progresos me firmaría una carta para admisión de la Universidad.- Dije.

-Si veo progresos en cualquiera de las clases, yo firmaré una también.- Prometió Paul.

-Gracias.- Dije.

-Pero Annie creí que tu padre era el decano de muy buena Universidad.-

-Así es, pero siempre se puede aspirar a más. Por ejemplo Harvard.-

-¿Es tu sueño?- Asentí.

-Entrar a Harvard, convertirme en arquitecta y construir algo que pase a la historia.-

-Lo lograrás, de eso estoy seguro.- Dijo Percy. Yo le sonreí en respuesta.

Durante el resto de la cena, siguieron preguntándome cosas acerca de mí, quienes eran mis padres, si tenía hermanos y cosas por el estilo. Terminamos de comer y fuimos a terminar de ver la película, sólo que Sally y Paul nos acompañaron. Cuando quedaban cerca de 15 minutos para que terminara la película me llegó una llamada de mi padre.

*En el teléfono.*

-Annabeth, ¿Dónde estas?-

-En la casa de Percy. ¿Por qué?-

-Dame la dirección , sólo para saber en dónde estas.-

-De acuerdo.- Le di la dirección algo extrañada, es muy raro que mi padre me pida algo así. -¿Está todo bien?-

-Por supuesto, no te preocupes. Adiós princesa, te veo luego.- Y colgó.

-¿Está todo bien?- Me preguntó Percy.

-Eso creo, mi padre me llamó pidiéndome la dirección de tu casa, no sé para qué.-

-De seguro no es nada, si no te habría dicho.-

Seguimos viendo la película, y cinco minutos después de que terminara llega otro mensaje de papá que dice: "Sal Annabeth, ahora."

-Percy.-

-¿Sip?-

-Mira.- Le mostré mi pantalla. -¿Aún crees que no pasa nada malo?-

-Vamos a comprobarlo.-

Me acompañó afuera de la casa, en donde había un auto deportivo color azul marino, uno que yo conocía, una sonrisa se instaló en mi rostro. Percy estaba impresionado por el auto que tenía enfrente. Cuando salimos, el conductor de ese auto salió y confirmó mis sospechas.

Acaba de bajar del auto un chico con el cabello rubio y rizado, con los ojos grises, como los míos y vestido con un pantalón café oscuro y una camisa blanca. Enfrente de mí, está una de las personas a las que más amo en el mundo.

Frente a mí, está mi hermano Malcom.

¿Será...? (Fanfic Percabeth) (En Edición 54/89)Where stories live. Discover now