Cap.1O

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El vuelo a Londres había tardado cerca de ocho horas. Al llegar al aeropuerto lo único que hice fue tomar mis maletas y caminar hasta la salida, había recibido un mensaje donde decía que alguien tendría que ir por mí. Al salir del aeropuerto, note a un hombre vestido con un traje azul y gafas de sol haciendo una señal de que me acercará a él.

— ¿Usted es Gina Cooper?—la voz del hombre era bastante grave, retiró las gafas de sol dejando unos ojos marrones a la vista.

—Sí, soy yo.—él hombre tomó mi maleta y la subió al auto, hizo una señal de que subiera al auto lo único que hice fue obedece—¿Quién te mandó por mí?

—Órdenes de Esteban Roberts—habló él hombre mirando por el retrovisor de la camioneta.

—¿Dónde me lleva?

—Él señor Roberts la espera en el restaurante de su hotel.—condujo al rededor de veinte minutos más, se estaciono delante de un lujoso hotel. El hombre abrió la puerta trasera de la camioneta dándome el paso libre, dejó la maleta sobre la banqueta. Baje del auto y caminé dentro del lujoso hotel, me acerqué a la recepción donde una mujer se encontraba.

—Buen día, ¿Tiene alguna reservación?—hablo la mujer con un tono dulce.

—No sé, mi nombre es Gina Cooper.

—Oh claro, él señor Roberts la espera en el restaurante. Le diré a alguien que suba su maleta, su habitación es la 125, piso 12.—la mujer extendió una llave, la tomé mientras le dedicaba una sonrisa e iba hacía el restaurante del hotel.

Caminé por el lugar por donde me habían indicado hasta llegar al restaurante, busque con la vista a Esteban. Después de algunos segundo lo había encontrado en una de las mesas del fondo, caminé hasta llegar hacía donde se encontraba, al verme se levantó de su silla.

—Llegaste antes.—hizo una señal de que me sentará y así lo hice—¿Qué tal el vuelo?

—Esteban, habla por favor ¿Qué ocurre? ¿Por qué viajé ocho horas al otro lado del mundo?—el ambiente que nos rodeaba se volvió algo tenso.

— ¿Desea algo de comer?—un muchacho se acercó hacía nosotros.

—No, sólo dos tazas de cafe.—hablo Esteban, el joven camarero obedeció dejándome sola.

—Esteban, ¿Qué ocurre?—coloqué ambos brazos sobre la mesa.

—Estamos en problemas, alguien propagó un rumor diciendo de que eras hija de James Cooper, él narcotraficante más famoso del mundo.—dijo Esteban en un susurró que sólo podíamos escuchar nosotros.

—Ambos sabemos que no soy hija de ése sujeto, si no de Richard.—traté de controlar el deseó de romper todo a mi paso.

—Lo se, pero al parecer Richard no aclaró eso.—Esteban miró hacía la ventana un momento, note como daba un gran suspiro.

— ¿Qué es lo que pasara?—mi pulso se aceleró ante la posible respuesta de Esteban.

—Estarás suspendida de cualquier labor en la agencia.—Esteban me miró tranquilamente, mi mano derecha formaba un puño de enojo—Pero eso no es lo peor.

— ¿Hay algo más?—dije entré dientes. Miré hacía la ventana y suspire calmando mis nervios.

—Tendrás un juicio, ahí dictará sentencia un juez si puedes seguir en la organización o tendrás que irte e iras a prisión.—sentí como en mi pecho se formaba un dolor punzante.

—Yo no puedo irme de la organización, es parte de mí vida.—él joven muchacho se acercó con ambas tazas de cafe.

—Lo se, y no te preocupes. Tengo al mejor abogado de nuestra parte.—hizo una seña en el aire, giré al lugar donde Esteban había llamado y un joven muchacho se acercaba hacía nosotros—Él es Liam Payne, tu abogado.

—Buen día señorita Cooper, yo llevaré su caso.—el joven muchacho se sentó aún lado de mí.

— ¿Creé que podré ganar el juicio?

—Bien, he revisado todo su expediente. Es una mujer sin manchas en su vida, un ejemplo a seguir. El único problema que pudiera complicar su caso, es que aparezca evidencia de algún delito que cometió en beneficio de James Cooper.—Liam mostró un folder con información de mi caso. Respire aliviada al no ser una delincuente.

—Estaré tranquila, nunca colabore con el crimen organizado.—sonreí satisfecha—Ahora me retiró, estoy cansada por el vuelo.

Caminé por el gran hotel hasta los ascensores, entre en uno y marque el número 12 el cual me llevaría a mi piso. Al esperar unos minutos el elevador se detenía en mi piso, salí del elevador y camine entre los pasillos hasta la habitación 125, introduje la llave entrando a al cuarto. Una hoja de papel se encontraba en el suelo, recogí la hoja y leí lo que contenía.

"No estás a salvo de nada."

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Hola aquí un nuevo capítulo. Bueno salí de vacaciones y ahora subiré más seguido capítulos, en fin espero que les guste. No olviden votar y comentar, saben que su apoyo es importante para mí.♡

▪Agente 201▪Where stories live. Discover now