Capítulo 38: "Confía en MÍ"

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"Su mirada me transmitía paz y tranquilidad. Ver sus ojos era como perderme en ese mar verde de esperanza y de ternura. Podría decir que lo que me enamoró de ella fueron sus ojos. Sus hermosos y profundos ojos."

                                    "Letras de Amor" escrito por Camila Cabello

2/3 DEL MARATÓN DE FIN DE SEMANA

—¿Sabes que podría mirarte por horas y horas y jamás cansarme? —dijo Lauren recostada en la cama mientras Camila ordenaba su ropa en el closet de la habitación que ambas compartirían en la semana.

—Estoy tan feliz de estar aquí contigo—dijo Camila dejando de lado la ropa un momento y caminando a la cama donde estaba Lauren viéndola dulcemente.

—¿Qué tan feliz? —preguntó Lauren mientras Camila se subía sobre ella dejando sus piernas a ambos lados. Lauren le acarició las piernas lentamente.

—La felicidad no me cabe en el pecho—dijo Camila inclinándose y besándola tiernamente. Lauren introdujo las manos dentro de la camisa de Camila acariciando su espalda lentamente. Sintiendo el contacto de esa piel que era seda sobre sus manos.

—¿Qué quieres hacer hoy? —susurró Lauren contra sus labios—. Podemos hacer lo que quieras, tus palabras son órdenes para mí.

—Hago lo que tú quieras—respondió simplemente Camila y Lauren sonrió.

—Eso no ayuda mucho—dijo Lauren riendo y Camila respondió con una sonrisa inclinándose lentamente para besarla suavemente. Lauren soltó un ronco gemido sintiendo los labios de esa mujer que tanto adoraba. La lengua de Camila se deslizó por su labio inferior y Lauren abrió su boca mientras el beso se profundizaba. Aquello era maravilloso. Poder besar a Camila sin sentir la necesidad de esconderse. Ser libre en su propio lugar para quererla.

Lauren abrazó a Camila contra ella tiernamente pero se detuvo al escuchar el pequeño gemido de dolor que salió de los labios de Camila.

—¿Qué pasa? —dijo Lauren con sus labios hinchados viendo a Camila a los ojos.

—Nada—susurró Camila bajando la mirada—. Quizás es porque tengo un poco de hambre.

—¿Hambre? —dijo Lauren rápidamente—. Oh, cariño. ¿Por qué no me dijiste antes? Iré a prepárate algo de comer o prefieres  salir.

—Podemos hablar con tus amigas para saber que les gustaría—dijo Camila—. ¿Por qué no vas con ellas en lo que yo termino de acomodar toda nuestra ropa? Supongo que tienes muchas cosas que hablar con ellas.

—Bueno, ahora mismo deben estar acomodándose en sus habitaciones—dijo Lauren suavemente—. Quedamos en reunirnos en unos minutos para ver el jacuzzi—Lauren sonrió—. ¿Trajiste tu traje de baño?

—Puedo bañarme con una de mis camisas—dijo Camila rápidamente.

—Yo muero por verte en traje de baño—dijo Lauren sonriendo—. Ni se te ocurra. Yo traje un par de extras y quizás puedan quedarte bien—le acarició el rostro con ternura—. ¿Qué te parece si te ayudo con tu ropa y luego nos cambiamos para reunirnos con ellas? —sonrió—. ¿Puedo ayudar si quieres probártelos? —Lauren le dio un guiño y Camila trato de sonreír.

—¿Por qué mejor no me preparas algo rico de comer? —dijo Camila con ternura y Lauren se derritió.

—¿Qué te gustaría? —le preguntó de nuevo moviendo el rostro de Camila para darle de nuevo un dulce beso—. Cualquier cosa que quieras.

—¿Qué tal pasta? —Lauren asintió rápidamente sonriéndole con ternura.

—Entonces será pasta—le acarició la mejilla dulcemente—. ¿Y no merezco besos?

Amanecer en Vancouver (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora