CAPÍTULO 1

30.9K 917 87
                                    

Derek:
La piel de mis muñecas arde debido a las bandas de seguridad que traigo puestas, puedo sentir mis dientes chasqueando en el interior de mi boca y los dedos de mis manos están tan fríos que casi ya no puedo sentirlos. En lo único que puedo pensar es en salir de este gélido cuarto metálico, la verdad es que más que mi libertad, me preocupan mis hermanos; tengo la certeza de que están esperándome, ya que les prometí llevar alimentos esta noche.

Mi mente no deja de reproducir imágenes de la pequeña Carly tomándose el estómago y llorando mientras le grita Kalem que tiene hambre; puedo sentir como los músculos de mi espalda se contraen con el solo hecho de pensar en que ella está derramando lágrimas por mi culpa, es tal mi impotencia que una lagrima de desesperación amenaza con escurrirse por mi mejilla, pero lo último que quiero en este momento es mostrarme débil.

La rubia de ojos grises no parece tener la mínima intención de dejarme salir de este sitio, lo único que hace desde que me capturó en el callejón del laboratorio es preguntarme sobre el supuesto ataque en contra de las gobernadoras. Del cual para ser sincero no tengo ni la más mínima idea.

     — Juro que no se de lo que hablas. Ni mi gente, ni yo fuimos responsables de ese ataque— le repito una y otra vez, esperando que de tanto escucharlo finalmente me crea.

     — Ustedes son los únicos que no están de acuerdo con el sistema de gobierno actual, ¿quién más podría haber sido? — me pregunta la rubia después de que ya le he repetido diez veces la misma respuesta. Detesto estar cautivo por alguien tan desagradable, apenas me dan ganas de seguir hablando.

     —Mire señorita— hago todo mi esfuerzo para no sonar cabreado — le doy mi palabra de que no tuve nada que ver, pero si me deja ir puedo ayudar a averiguar quién lo hizo— le lanzo un guiño esperando disminuir la tensión, pero sale demasiado forzado. La rabia me está consumiendo — Le aseguro que si es que algún perteneciente a mi grupo lo ha hecho, se lo haré saber de inmediato— al terminar de hablar esbozo una sonrisa que aparenta ser sincera, aún tengo la esperanza de que me deje ir. Odio estar hablando con semejante amabilidad, juro que si mis hermanos no estarían esperándome ya la habría mandado a la mismísima mierda.

     —No me quieras seducir con tus palabras niño, que si te metes conmigo saldrás perdiendo— me dice con un aire despiadado.

Gwen emana desprecio de todo el cuerpo, la manera en la que me mira y en que me observa tan atentamente hace que el cuerpo me hierba de rabia. Decido no contestar porque si lo hago, esto en definitivo terminará mal.

     Finalmente, y después de matarme un par de veces con la mirada sale del cuarto sin decir nada más, supongo que va a discutir mi libertad con las Protectoras. A cada segundo que pasa la incomodidad se torna más insoportable, puedo sentir como mis manos se adormecen por los sujetadores y el frio no ayuda en nada. Frente a mi hay un gran vidrio en el cual puedo verme reflejado, las luces blancas hacen que me vea más pálido de lo que ya soy, mi pelo rubio se ve casi blanco y a mi piel se adhiere el color metálico de las paredes. Comienzo a cuestionarme si realmente es ese mi aspecto, quizás estoy desnutrido o enfermo por la falta de vitaminas y  a penas ahora noto el efecto que esas carencias han causado en mí. No puedo evitar pensar de nuevo en mis hermanos y en el hambre que seguramente están pasando, mi cuerpo entero se contrae por segunda vez y sin que yo si quiera me dé cuenta mis pies comienzan a chocar contra el piso con ansiedad.

     Al cabo de unos minutos, entra la señorita de los ojos grises, el traje gris y el alma negra. Sin decirme nada se dirige a la parte trasera de la silla donde me tiene cautivo y suelta las bandas de seguridad, siento como la sangre regresa a mis dedos.

     —Puedes irte Fair— de verdad detesto que me llamen por el apellido, de solo escucharlo me tenso de nuevo, estoy cansándome de sentirme así — pero antes, debo inyectarte un localizador en caso de que se te ocurra no volver con la información que prometiste— no lo puedo creer. Odio las agujas, ¿acaso hay algo que no me desagrade de este sitio?

Entre dos mundosWhere stories live. Discover now