CAPÍTULO 5

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Derek:
Ya son las cuatro de la tarde y los vigilantes no han reportado nada acerca de la infiltrada, los nervios me están matando, espero que sea sencillo atraparla. Por si las dudas he conseguido pastillas para dormir de las más fuertes en el mercado donde trabaja papá, un contrabandista me las ha conseguido a muy bajo precio. Me he asegurado de que la casa abandonada esté lista para la falsa reunión de esta noche y todos están preparados para atrapar a la infiltrada, incluso Kalem que nunca toma interés en lo relacionado con los protestantes, está bastante entusiasmado.

Emma:

Después de meditarlo muy bien he decidido dejar ir a Anthony, ya está borrado de mi vida. Es curioso como apenas presionas el botón la culpa, la duda, todo desaparece y cuando ves a la persona, piensas en lo mucho que la conoces y en todo lo que sabes de ella, pero ya no sientes absolutamente nada. Lo he dejado de la misma manera que su ex novia lo hizo, borrándolo mientras él me rogaba que no lo haga, admito que fue un poco insensible de mi parte, pero tenía que hacerlo por su bien y por el mío. La verdad es que siento que fui una mala persona, se fue hecho una mar de lágrimas y yo no sentí absolutamente nada, quizás algo de lastima, pero solo eso. Hasta ahora no puedo entender cómo es eso posible, ¿cómo puedes pasar de sentirlo todo a no sentir nada en tan solo un segundo? quisiera saber de qué manera el botón funciona en mi cuerpo. De todas formas, ese tema carece de importancia, lo que importa ahora es que me encuentro mucho mejor respecto a la misión, hace unas horas era un manojo de nervios y la cabeza estaba empezando a dolerme, pero desde que borré a Anthony, todos los síntomas han desaparecido.

Para relajarme aún más, me pongo a ver televisión, tengo la suerte de mi lado pues está dando mi película favorita, para cuando termina el reloj marca las cuatro de la tarde, siento que los nervios regresan a mi cuerpo. En una hora debo estar en la orden para planificar todo y ni siquiera me he cambiado. Corro a mi habitación y comienzo a ponerme la ropa más vieja que tengo, Mientas cierro la cremallera de mi chaqueta escucho que la puerta de mi casa se abre, salgo de inmediato a ver quién es.

Para mi sorpresa es papá. El suele trabajar hasta las ocho de la noche, no entiendo que hace aquí tan temprano y por más que lo pienso no puedo encontrar un motivo para que haya regresado antes de tiempo.

— ¿Papá que haces aquí? — le pregunto desde el balcón que esta fuera de mi cuarto.

— Acaso piensas que te iba a dejar sola en este día tan especial— me dice sonriente. Como siempre papá no me decepciona, él está ahí para mí cuando lo necesito.

La emoción me invade, no puedo dejar de sentir que lo amo demasiado. Espero un día encontrar un hombre como él, papá es el hombre ideal, es el padre que todo hijo quiere y el esposo que toda mujer desearía.

— Pero ¿cómo es que supiste de la misión? — Pregunto entusiasmada — anoche no alcance a contarte.

— Tu madre me lo ha comentado esta mañana, cuando aún estabas dormida. Decidimos dejarte descansar para que hoy te vaya muy bien y bueno yo he pedido permiso en la mesa redonda para poder acompañarte.

— Gracias papá— bajo las escaleras de caracol conteniendo las lágrimas y me lanzo a darle un abrazo. Hace mucho que nadie se preocupaba por mí.

— Cuando viajaste, me hiciste mucha falta— le digo mientras lo abrazo.

— Lo se mi amor, pero ya estoy aquí— me responde acariciándome la espalda con la palma de su mano.

Papa viajó por dos meses a la zona E para realizar un trabajo muy importante. Durante ese tiempo me sentí muy sola y triste, pero ahora, aunque apenas son tres días que se encuentra en casa, la luz ha retornado a mi vida.

Entre dos mundosWhere stories live. Discover now