CAPÍTULO 35

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Derek:

El sentimiento de saber, que estoy a punto de cumplir el sueño que he ido construyendo desde hace años, es indescriptible. Ni siquiera puedo explicarme como he conseguido llegar hasta aquí. Me es imposible entender como he pasado, de estar a punto de perder la cordura con tan solo la presencia de Emma, a estar en su casa conviviendo en una especie de juego extraño en el que simulamos ser amigos de toda la vida.

Lo más increíble de todo es, que estamos trabajando juntos para robarle a su propio padre, los planos que tanto he ansiado. Es que, ¿quien podría explicar como ha sucedido todo esto?, yo creo que nadie.

Lo mejor es dejar de darle vueltas y dar gracias a esas causales circunstancias, que ocurrieron en el momento exacto para ponerme aquí y si todo sale bien, solo quedará lo último. Entrar en la orden y robar esa maquina.

—Mira Este es el problema— Me dice Emma señalando la caja fuerte que esta dentro de un armario con puertas de metal—. Antes de solicitar un código numérico, la maquina solicita un reconocimiento facial. Y Obviamente no tengo el rostro de mi padre.

—Ya veo el problema, pero tiene que haber una manera abrirla, algo que no implique reconocimiento facial. Todas las cajas fuertes tienen una apertura de emergencia—Le digo. Tengo algo de conocimiento en cajas fuertes.

En el laboratorio, Magy tiene muchas de esas cajas. Guarda armas letales y dinero de emergencia en ellas. Son un seguro por si un día la orden decide declararnos la guerra. Y me ha explicado como abrirlas si es que algún día ella no puede está presente para hacerlo.

—Si, eso ya lo pensé, pero esta caja fuerte fue ensamblada en la orden, no es de las comunes. Si es que tiene una apertura de emergencia, estoy segura que no es como la de las cajas que venden en las tiendas— Me dice Emma señalando las iniciales marcadas en la caja de metal (O.P.M)

— ¿Ya intentaste alguna apertura de emergencia convencional?— le pregunto para descartar ideas. Haciendo memoria de las explicaciones que me dio Magy alguna vez.

—Si, intenté reiniciarla, también intente poner el código, hasta intente con un plugin de emergencia que normalmente se utiliza, pero no funcionó— mierda, esas eran mis primeras opciones.

—Ok, creo que me he quedado sin ideas— le digo bromeando. Aunque me siento frustrado al no poder pensar en algo mas.

—Exacto, eso es lo que a mí me pasó ayer— Me dice refunfuñando y cruzando los brazos.

—A ver. Tenemos que pensar como Gwen— le digo tocándole la cien con el dedo índice y mirándola fijo a los ojos— ¿Qué haría ella, para que nadie mas que tu padre pueda abrir la caja?— le pregunto.

—Lo que ya hizo, poner un reconocimiento facial— me dice como si la respuesta fuera obvia. Parece estar poniéndose de mal humor.

—Claro, pero Gwen es precavida— insto. Acercando aun más mi rostro con el suyo—. Digamos que tu padre se destroza la cara en un accidente—Emma me reprocha con la mirada—. Es solo una hipótesis, tranquila— me disculpo dándole una palmadita en el hombro.

—Pues seguramente la maquina reconoce otro rostro, quizás el de ella o el de alguien de la orden— Me dice sin antes pensarlo mucho. Y tiene mucho sentido.

—Bueno acceder a ella o a algún miembro de la orden, no es que vaya a ser la tarea mas sencilla del mundo— le digo bromeando, ella me lanza una mirada impaciente—. Emma la verdad no se como podemos abrirla, es que todo lo que pensaba hacer, tu ya lo hiciste— le digo aun intentando pensar más soluciones.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora