CAPÍTULO 36

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Derek

Nunca debí aceptar venir a esta casa, es demasiado peligroso estar aquí. No puedo creer que Emma sea tan negligente y descuidada con algo tan importante como esto, su vida como la conoce está literalmente en la punta del abismo más alto y ni siquiera así, puede tomárselo en serio. Siento rabia por su actitud, en verdad estoy muy molesto, sin embargo, también me siento nervioso. No tengo idea de cómo va a terminar esta situación.

—Es mi padre— Anuncia Emma quitando mi mano de su boca.

Apenas la escucho siento un frio correr por mi cuello, su padre seguro que me reconoce. Si me encuentra en su casa todo habrá terminado, todo habrá terminado para los dos. Noto que ella también está nerviosa, observa la puerta, con la mirada perdida mientras se mordisquea la uña de su pulgar derecho.

Intento buscar cómo salir de aquí, o un lugar para poder esconderme, pero el despacho es demasiado pequeño. Solo hay un perchero, un escritorio y un estante de libros. En la parte de atrás hay una ventana, pero estamos en un segundo piso, no sé si podría resistir la caída. Voy hacia la ventana para ver si encuentro algún árbol, pero el más cercano está a más de dos metros.

Este es el peor lugar donde podríamos estar, es la oficina de su padre, existen miles de probabilidades de que entre aquí y nosotros no tenemos escapatoria. Si salimos por la puerta, se nos puede ver desde la planta baja, sería demasiado riesgoso. Estamos atrapados como un ratón que intentó comerse el queso y cayó redondito en la trampa. Es imposible huir.

—Emma tenemos que hacer algo— le digo en voz baja y apretando la mandíbula con nervios.

—Está subiendo las escaleras— me dice nerviosa y corre a poner el seguro de la puerta.

—Bien pensado— le digo.

—Eso no lo detendrá por mucho, obviamente puede abrirla, aunque esté cerrada, es su oficina—  Me dice Emma con una expresión de angustia.

—¿Tú crees que intente entrar? — le pregunto preocupado.

—Si ha vuelto a casa, desde el trabajo, a la hora que no debía. Lo más probable es que sea porque quiere recoger algo de su oficina— me dice desanimada.

—Emma, tenemos que hacer algo. Escondernos, saltar por la ventana. Lo que sea— insisto sintiendo que el corazón en la garganta. sudoración fría rueda por mi espalda mientras hablo.

La perilla de la puerta empieza a moverse de pronto y siento un cosquilleo quemante en la nuca, el sudor se multiplica en todo mi cuerpo, me está costando respirar, además tengo la mandíbula y las manos tensionadas. Emma me mira mordiéndose el labio inferior, está igual o más nerviosa que yo. La perilla de la puerta sigue moviéndose, claramente su padre está forcejeando para abrirla, es cuestión de segundos para que se dé cuenta que esta puesto el seguro y saque su llave para abrirla.

De pronto, veo que Emma se aproxima a mí con brusquedad. Prácticamente se abalanza sobre mi cuerpo. Caemos al suelo uno encima del otro y justo en el instante en que la puerta se abre me planta un beso.

Estoy completamente pasmado. Muevo la pupila de los ojos para intentar entender que es lo que pasa a mi alrededor, cuando miro a la izquierda puedo ver los zapatos negros del padre de Emma a menos de un metro de mi rostro, después giro la vista hacia el rostro de Emma, esta con los ojos abiertos, mirándome sin parar de besarme. Yo no le devuelvo el beso, estoy petrificado en el suelo, intentando asimilar los últimos minutos que acabo de vivir.

El padre de Emma se aclara la garganta antes de hablar.

—Disculpen la interrupción— Dice.

Emma se aparta de mí y mira a su padre despreocupada, yo me quedo en el suelo, estoy demasiado nervioso para mover un musculo o para decir algo.

Entre dos mundosWhere stories live. Discover now