CAPÍTULO 2

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Derek:
El camino a casa se me hace largo y los dos kilos de arroz en la canasta de mi bicicleta no ayudan mucho, con cada pedaleo me siento más cansado y los chirridos de el hierro oxidado de los pedales me irritan más de lo que quisiera, las muñecas se me están inflamando, incluso veo pequeñas gotas de sangre brotar por las ligeras raspaduras que tengo, es horrible tener la piel tan sensible.

De lo único que puedo estar contento esta noche es del hecho de que mi plan hacia la libertad ha dado un paso, pues aproveché de mi cautiverio en Urbem para fijar un micrófono dentro de la sede central de las protectoras, solo espero que la Rubia de alma gris no se dé cuenta de que se lo he pegado en la manga de su Bléiser.

Cuando llego a casa, las cosas están tal cual me las imaginé, Carly llora a gritos y Kalem no hace nada al respecto. Mi casa es bastante pequeña, pero muy acogedora. El piso de madera y la pequeña salita con sillones viejos color verde, me hacen sentir un calor familiar. Cierro la puerta e inmediatamente escucho como Carly cesa su llanto y comienza a correr hacia la entrada, cuando logro verla, noto tiene los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Apenas me ve, extiende los brazos para que la cargue.

—Oh mi pequeña— le digo mientras la cojo en brazos— para tener cinco años estás bastante pesadita— bromeo mientras le seco las lágrimas con la manga de mi suéter.

Kalem está sentado en la mesa del comedor cortando unos pedazos de goma negra, ni siquiera se voltea a verme cuando entro en la sala con Carly.

— ¿Qué haces Kalem? — pregunto para iniciar conversación y también para saber si está molesto por mi retraso.

—Intentando crear un soporte para esta mesa que no deja de tambalearse —me responde malhumorado y aun sin mirarme.
— Si... Buena idea — digo despreocupado— la madera no dura para siempre y esa mesa existe desde que el abuelo tenía tu edad, así que no deberías esperar mucho de ella— agrego, lanzando una risita para romper la tensión.

— ¡Derek, estoy cansado de vivir así! — me grita de repente, veo que se viene una tormenta, pero no importa, sea lo que sea tengo que estar aquí para él — quiero volver a nuestra casa, quiero que papá tenga un trabajo decente como antes, quiero ver a mis amigos y convivir con ellos, además de verdad estoy cansado de ver llorar a Carly— dice entre sollozos y luego me mira con sus ojos teñidos de rojo, suplicando por una solución.

Sus palabras me han tomado por sorpresa, no sabía que se sentía así, bueno él nunca quiso irse de casa, pero no pensé que se sintiera tan mal. No quiero verlo sufrir, suficiente tengo con ver a mi pequeña hermanita llorar todos los días.

— Tranquilo Kalem, tú sabes que tengo un plan que nos sacará de todo esto— intento consolarlo.

—No Derek, nada de planes, lo que tenemos que hacer es dejar de ser protestantes y así le devolverán a papá su trabajo, podremos comprar nuestra casa de nuevo, nos darán cuidados de salud gratuitos y educación para Carly. Ni siquiera tiene sentido protestar por un mísero botón que ni es nuestro— no puedo creer lo que me está diciendo, siento que la rabia que me he estado guardando desde hace horas va a explotar contra él.

— Pero, ¡¿no viste el daño que ese botón le ha hecho a papa?! ¡¿El daño que me ha hecho a mí y a ti, Incluso a Carly?!— Carly se suelta de mis brazos y corre asustada hasta su cuarto— Mamá se olvidó de ella— apunto en dirección a Carly mientras apreto los dientes con rabia— y también se olvidó de nosotros para siempre — una o dos lagrimas rozan la piel de mis mejillas— todo por ese... ¡ese estúpido botón de mierda!... y, aun así, ¿insinúas que no nos debería importar? Si tú vuelves allá, te rindes, te sometes al sistema y te devuelven todos tus preciados lujos, ¡¿crees que serás feliz?!... Terminaras como papá con tres hijos a quienes alimentaras apenas y sin nadie que te ayude, sin nadie que te amé de verdad— al decir eso mi garganta se ahoga en un nudo. Kalem cambia su expresión; sus ojos llorosos ya se han secado, frunce las cejas apretando los puños, puedo notar que su cuerpo está temblando.

Entre dos mundosWhere stories live. Discover now