13. La venganza de las suricatas

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Adelaide

Los gritos de pánico de los chicos me despertaron de inmediato.

—¡Sanderson!.

—¡Malditas Suricatas!.

Me levanté de la cama de inmediato, me miré en el espejo con el temor de encontrar algo encima de mi, como miel o chocolate, por fortuna nada.

Pero no puedo decir lo mismo por parte de los chicos.
La área de sus camas parecía alguna clase de nido de araña. Hilos gruesos como el estambre, colocados de lado a lado en diferentes posiciones, de arriba hacia abajo, era imposible mirarles el rostro debido al filtro de telaraña blanca. Lo bueno fue que mamá y papá tenían el único cuarto con puerta así que no se enteraron de nada de ese desastre.

—¡Hermani!—gritaron casi al unísono.

—¡¿Dónde están?!—les contesté tratando de indagar entre las telarañas—. ¡No puedo verlos!.

—¡No podemos movernos!—gritó Henry.

—Esperen.

Me dirigí hacia la pequeña cocina en busca de algún cuchillo o unas tijeras. Por suerte encontré un cuchillo.
Empecé a cortar las telarañas como todo un explorador en medio de la jungla que corta las lianas y hojas.

Llegué hasta las camas.
Estaban ahí envueltos en hilo blanco como si fuesen moscas a punto de morir comidas por la araña. Envueltos entre nudos hasta el cuello.

—¡¿Quién hizo esto?!—les pregunté espantada.

—¡La suricata!.

—¡Sanderson!—gritó Daniel retorciéndose en la cama para tratar de liberarse de las telarañas, pero por desgracia no lo logró y cayó de la cama con un fuerte sonido de golpe.

—¡Daniel!—grité y de inmediato corrí a ayudarlo.

Lo ayudé a voltear y levanté el cuchillo para empezar a liberarlo de su prisión de cuerdas.

—¡Woou espera!. Sabes como hacerlo. ¡No quiero que me cortes alguna parte importante!-chilló Daniel.

—¡Por favor Daniel estudié para cirujano!.

—Lo sé hermanita pero esto es diferente.

—Tranquilo. Mejor explícame como es que esto pasó.

Poco a poco liberé a mis hermanos de las telarañas mientras ellos me platicaban.

—¡Esto es obra de Sanderson!—exclamó Fred.

—¿Thomas?. Imposible—negué.

—¡¿Imposible?!—exclamaron todos mirándome como un bicho raro.

—No lo conoces—aseguró George.

—Bueno eso es cierto pero porque creen que lo hizo con que sentido de—entonces recordé con quienes estaba hablando—....venganza. ¿Qué le hicieron?.

Mi mirada se tornó fría y dura tratando de lograr que confesaran.

—¡Hablen!—bramé exigiéndoles respuesta.

—¿Quieres la versión extendida o la corta?—me preguntó George—. La extendida tiene detrás de cámaras.

—La extendida—dije seriamente.

George asintió y caminó hacia el tocador de enfrente tomando su celular y tocando en la pantalla de este, después me lo entregó.

—Toma. En el álbum de "Travesura en cámara".

💕𝑬𝒔𝒑𝒊𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑨𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 ✰︎ೃ °➫ 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora