Thomas Sanderson: uno de los mejores agentes secretos se verá envuelto en la aventura de su vida, al aceptar una misión que le dará la oportunidad de obtener el cargo que tanto desea; pero no será fácil. Todo cambiará cuando se enamore de la chica q...
Eran ya las cuatro de la tarde cuando terminé de registrarnos en el lobby del hotel, no encontraba por ninguna parte al chico del gorro de perro y al niño de up.
Ellos me dijeron: —Si que Thomas haga el registro.
—Descuida, vamos a buscar un poco de agua.
—Nos vemos después.
¡Claro que el maldito de Thomas se quede con el calor y la sed haciendo el maldito registro!. En fin, debía de buscarlos.
No sabia ni por donde empezar hasta que un grito que provenía de la tienda de recuerdos situada en el lobby me lo indicó.
—¡Tommy!—me gritó Chuck mientras salía corriendo de la tienda y yo casi me quedo petrificado por su aspecto.
—¿Qué pasa?—preguntó al ver mi cara probablemente pálida y con la boca abierta.
Traía una bolsa de plástico en la mano izquierda, pero eso no era todo. Traía puesta una falda hawaiana con cocos en el pecho y un collar hawaiano, su panza relucía apretada ante la falda pero se cubría debido al largo collar de flores de colores y sus tenis resultaban como un detalle urbano en medio de la selva hawaiana. No sabia si reírme, espantarme, o admirar su valor.
—¿Qué...
—¡Oh!—me interrumpió sabiendo perfectamente a que me refería—. Esto es para estar de acuerdo al lugar, ¿no crees?.
—Pero...—no podía hablar de lo sorprendido que estaba—. Y... Y do... Do... ¿Dónde está Dylan?.
—Aquí—volteé hacia la voz y ahí enfrente de mi llegó Dylan, con los brazos cruzados y la mirada alzada. Lucía con la seguridad de un chico malo, exceptuando la falda hawaiana que traía puesta y el collar de flores. ¡Milagro que no traía los cocos!.
—¿Tú también?—le pregunté atónito.
—¿Qué tiene Tommy?, ¡deberías de hacer lo mismo!.
¡Lo mismo!.
—Además son muy cómodas—y entonces confirmaron con la mirada ambos y empezaron a bailar hawaiano o mejor dicho un "intento de baile hawaiano".
Después de una pausa silenciosa. Decidimos subir a la habitación.
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Una de las ventajas de trabajar para Agencia es que en cuanto a lujos se trata, vaya que saben como hacerlo. Al abrir la puerta nos recibió un brillante y limpio blanco. Parecía haber entrado a una ostra y encontrado una perla. El mármol del piso reflejaba cual espejo debido a su correspondiente aseo. Era gigante, yo diría que para tres personas era demasiado. El paisaje te aguardaba detrás de unas puertas corredizas de cristal transparente, era tan perfecto que parecía ser una creación en pintura, los tonos de azul del cielo y el mar tan diferentes pero que al mismo tiempo parecían uno solo. Parecía una postal que solo el sonido de las olas y el movimiento de las nubes te hacia darte cuenta que tenía vida.
