44. Vida y sueño

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Thomas

La vida destellaba ante mi, con un titileante compás de luz. En el abismo de la vida o la muerte, uno imaginaria que lo mejor es permanecer al borde que al fondo del abismo, pero a estas alturas, el dolor me seda de una manera que la muerte sería un deseo de pasión y anhelo, lo mejor es saltar y escuchar el crujir de mis huesos rompiéndose contra el pavimento.

Un coro de voces resuena a mi alrededor, podrían ser los coros celestiales o las voces de mi entierro.

La neblina de mis ojos solo me permite ver sombras danzando a mi alrededor, como burlándose de mí. Admirando a un cadáver mas que se unirá a sus filas.

La vida.
Una posibilidad convertida en polvo.

Una posibilidad convertida en polvo

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Adelaide

El sitio permanecía tranquilo, un martes por la mañana, si la muerte en un hospital tuviese días libres sería ese.

Todas las almas que están aquí ya están a punto de salir, aún no hay nadie que se atreva a entrar. La sala de emergencias permanece como una playa sin turistas. Bella y tranquila. El único sonido que se logra escuchar es el Tic Tac de un reloj y si pones más atención el sonido de la máquina de comida del pasillo dos.

Sostengo la paleta y la pluma, continuando con mi función de pasar lista a mis pacientes. Aún recuerdo aquella sensación extraña, cuando crees verte a ti mismo, como si tu alma tuviera la valentía de desafiar al tiempo y al espacio, como si se saliese de tu cuerpo.

La pluma se desplomó. De un salto de altura, desde mis manos hasta el suelo. Un simple acto de segundos que transitaba en lentos minutos. Al ver cómo entraba en las puertas de emergencia de al final del pasillo, con las manos y camisa llena de sangre. De su sangre.

De inmediato un grupo de médicos se acercó hacia él. Pero en eso Thomas se desplomó de los brazos de Dylan al suelo. El resto fue el ver como lo cargaban hacia una camilla. Corrí por el pasillo hasta llegar a él.

—Thomas—creí que su nombre sonaría en exclamación pero en vez de aquello sonó como un susurro.

Coloqué mi mano a un extremo de la camilla. Sus párpados lograron abrirse ligeramente con un impulso de valentía ante el dolor.

Mis compañeros de trabajo vieron mi reacción por lo que era imposible no asumirlo.

—Doctora Neeson, ¿conoce al paciente?—me preguntaron mientras la camilla daba vuelta en el pasillo seis.

—Si. ¿Cuántos impactos de bala?—pregunté, para desviar mis recuerdos de todo pasado con él. Sabía que mis compañeros ya habían hecho el pronóstico.

💕𝑬𝒔𝒑𝒊𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑨𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 ✰︎ೃ °➫ 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂 Where stories live. Discover now