28. Huida

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Thomas

La camioneta comenzó a avanzar, lo único que podía escuchar era el patinar de las llantas sobre la calle.

El líder del grupo tan pronto y se alejó del tumulto de gente, comenzó a pisar a fondo el acelerador. Prontamente nos perdimos entre calles ocultas, conforme avanzábamos cada vez nos hundíamos más en las profundidades de las ciudad. Primero recorrimos las viejas calles de los barrios más bajos de Inglaterra, perdí el sentido del tiempo y el espacio. Tanto los Neeson como nosotros expresábamos las ganas de querer dormir en nuestros rostros, pero nadie se atrevía a cerrar los ojos.
De pronto me percaté que habíamos llegado a una zona industrial.

La camioneta giró hacia la derecha y se detuvo de golpe frente una cerca, el sujeto al volante bajó la ventanilla y sacó un brazo y la mitad de la cabeza, para hablar con el hombre de aspecto militar que permanecía firme mientras aferraba sus dedos a la agarradera de la correa de su perro, el cual era un pastor alemán.

—Dile al jefe que hemos llegado, traemos la mercancía—anunció el hombre.

¿Mercancía?. ¡Eso era lo que éramos!.

—Thomas—comenzó a susurrarme
Dylan—, ese hombre habló de
" mercancía ". ¿Crees...que se refiere a nosotros?.

—No lo...

—¡Cierren la maldita boca!—nos amenazó la Roca con el arma. Dylan y yo nos a distanciamos.

—Entren ya—anunció el vigilante.

Las cercas se abrieron de par en par y la camioneta comenzó a avanzar. Nos introdujimos entre el humo y metal de la fábrica.

Pasaron pocos minutos, en los que los Neeson me ahorcaban con la mirada, hasta que la camioneta se estacionó.

Los dos sujetos de enfrente bajaron, cerrando bruscamente las puertas del vehículo. Segundos después las puertas traseras de la camioneta se abrieron y la Roca y el tal Dino, nos amenazaron con la pistola para que bajáramos.

Tan pronto y mis pies tocaron el suelo, no pude evitar olfatear el horrible olor a aceite industrial y pintura acrílica.

Los cinco sujetos nos tomaron rehenes, al único que identificaba era al tal Delgado que era el más gordo de todos, él fue quien nos amenazó con la pistola y nos obligaba a caminar a Dylan y a mi.
Atravesamos una puerta de metal, no pude reparar en los detalles del lugar, espacios alargados, bandas mercantiles de industria, cristales rotos, polvo, y ese aroma....

Nos arrojaron en un habitación a diferencia de los demás espacios era la más pequeña, una lámpara colgaba y se movía de lado a lado cual péndulo, había dos sillas negras en desorden, una estaba tirada en el suelo de la esquina derecha, solo había una muy pequeña ventana, la cual estaba cubierta de cristal empañado.

Nuestros secuestradores nos arrojaron al suelo a todos, por suerte logré meter las manos para que mi rostro no diera a parar en contra del piso, Henry y Daniel no tuvieron la misma suerte.

Henry soltó un quejido de dolor al desplomarse contra el suelo y George le ayudó a incorporarse.

—Ve por la cinta canela, Roca—le indicó el
líder—. ¡Y ustedes dos!—señaló a Delgado y al hombre de estatura más baja—. ¡Átenlos!.

La Roca salió de la habitación en busca del objeto que su jefe le había solicitado.

Dylan y yo hubiéramos podido liberarnos a todos en un par de segundos, los habríamos desarmado y sometido a una golpiza, en cuestión de tiempo ya estaríamos libres. Pero existían dos factores que nos obligaban a olvidar aquella opción, la primera era que no podíamos desarmar a la vez a cinco sujetos, no éramos los James Bonds de la agencia, ni mucho menos perfectos, y la segunda opción era que si lo hacíamos, los Neeson podrían empezar a sospechar de nuestras identidades.

💕𝑬𝒔𝒑𝒊𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑨𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 ✰︎ೃ °➫ 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora