5. Lindo Regalo

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Los ojos de ese chico, son azules, pero a la vez grises, no puedo dejar de verlo, literalmente no puedo, algo no me deja desviar la mirada, mi rostro duele, es como si me encarcelaran, y mi condena fuese solo verlo, su sonrisa ahora es acogedora, pero macabra, difícil de comprender, se acerca a mí y me muevo, quiero alejarme, es como si me obligaran a estar cerca de él, ¡No!, quiero gritar, pero los sonidos no son mis amigos, está cerca, mas, aun mas, mi respiración es agitada.

-¡No! – me levanto de golpe y la alarma de mi celular está sonando

Me encojo y abrazo mis piernas, pero un así mi respiración está en su totalidad agitada, tengo que tratar de relajarme para que mis pulmones se llenen. El sol ya está un poco puesto, el reloj marca las seis con treinta minutos y me levanto, entro al baño y mi rutina: una ducha, trato de lavarme el cabello bastante, ojala no se me alborote mas, me coloco la toalla y salgo. Mi hermano está esperando frente a la puerta y antes de entrar me dirige una mirada de afán.

Miro mi celular, las siete, ¡vale! No me di cuenta que media hora se pasaba tan rápido, igual vamos bien de tiempo, no entiendo sus gestos, escojo una blusa negra de manga larga cuello “V”, un short de mezclilla oscuro y finalmente unas converse negras.

-Elizabeth, no te tardes – mi hermano se asoma a mi puerta y esta vestido muy formal, bastante a decir verdad

-¿y a ti que bicho te pico? – me burlo de su elegancia, se ve más guapo de lo normal

-No molestes, tengo una entrevista de trabajo a las siete y media – reviso el reloj y son las siete con ocho minutos

-Alguien va tarde – me muevo como una niña de cinco años presumiendo

-Te tengo que dejar ya en la escuela – se encoje de hombros

-¿y estar hora y media mirando el pasto? – me sale casi como un grito ahogado

-Lo siento. – Se encoje de hombros – sabes que te debo dejar en la puerta de la escuela, además no conoces bien el recorrido para que te puedas ir sola.

Recuerdo el camino que tomamos ayer, pero temo perderme, frunzo el ceño y salgo de la habitación, me alisto, agarro mis cosa y tomo el camino rumbo al auto.

-sabes que por mi te dejaría ir sola – balbucea mientras se sube al auto

-Sí, sí como digas – trato de darle la espalda y mirar por la ventana

No he desayunado nada y mi estomago ya empezó a rugir, me retuerzo para que Christian no logre escuchar los lamentos de mi estomago hambriento

-Llegamos – Lo dice con cierta vergüenza – en verdad lo siento Eli, pero pues…

-No importa – lo interrumpo – vete que vas tarde – me bajo del auto y agarro mi mochila mientras me despido

Miro la escuela y está desierta, tengo hora y media para quedarme como tarada aquí, y no lo pienso a hacer, creo que ayer vi una cafetería por estos lados, tal vez pueda desayunar, o no sé, simplemente… maldigo a mi queridísimo padre por no haber sacado mis libros, o al menos no decirme donde están.

Veo un par de grupos estudiando, son de último año, y se ve que son bastante estudiosos, algunos chicos me saludan asintiendo con la cabeza, me ruborizo un poco pero no presto atención, paso la calle y en la esquina hay una cafetería. Mi estomago se mueve alegando por comida, al entrar el sonido de una campanita anuncia mi llegada, compro un café y una galletas de miel y me dirijo a una mesa junto a la ventana, el lugar tiene música de fondo y después de un par de minutos empieza “If I Knew” de Bruno Mars, me gusta esa canción.

Miro famélica la comida pero empiezo a comerla despacio, quiero demorarme para que se me haga más rápido el tiempo que me toca quedarme aquí, tomo un pequeño sorbo de mi café y recuesto la cabeza en la ventana, la gente que madruga se ve afanada, atareada, algunos relajados, todo tipo de actitud, pero ese chico, ese que veo como camina relajado, despacioso, y va mirando sus pies, esta con un saco negro de capota y tapa su rosto, él luce como so estuviera dentro de una burbuja, una la cual solo yo puedo determinar, el chico entra a la cafetería y suena la campanita, dijo toda mi atención y espero a que deje ver su rostro.

Peligro y MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora