Peligro y Muerte

6. Buen Comienzo

Ya no hay casi gente en los pasillos y el salón donde me toca filosofía está cerrado, golpeo con timidez y un señor de unos treinta aparentando veinte abre con una sonrisa

-Lo, lo siento… soy nueva y me perdí – apenas y soy audible

-Buen comienzo – me hace burla y me invita a pasar

Todos los puestos de adelante están ocupados, y los que le siguen también, hago una mueca al ver que solo los de atrás están disponibles

-Las desventajas de llegar tarde – el maestro me mira con una risa

-¿Disculpe? – lo culmino con la mirada dándome a respetar, ni crea que seré de quien se burlara

-Señorita… -mira el listado – Elizabeth ¿no es así?  - frunce el entrecejo mientras me deja ver su sonrisa

-Si – le doy la espalda a la clase poniéndome cada vez más roja

-Desde la próxima clase espero verla en los primeros puestos, tengo entendido que su promedio en filosofía es bastante alto, y no me gustaría cambiar eso – sigue observando las hojas en su mano

-Yo… - dudo antes de decir cualquier cosa

-Siente atrás y la espero después de la clase – me guiña un ojo y hago una mueca de confusión mientras sonrojada camino hacia atrás

Voy sumida en los pensamientos y la vergüenza, cuando chóco contra un pie y casi caigo

-Cuidado te caes – una castaña me sonríe burlona

-Ten cuidado estúpida – le advierto de la mejor manera posible

-La nueva me amenaza – habla más duro haciendo que la mayoría nos gire a ver – tal vez me vaya a llorar o a esconderme -  se retuerce en su puesto agraciada

-Mantén tu boca cerrada estúpida – sigo mi camino y al pasar por su lado le tiro la librera al piso disimuladamente

Busco un puesto vacio y hay uno en medio del grupito… en el que manda el chico acosador, doy un largo respiro y me dirijo al puesto

-Te dije que te vería no es así – esa voz a mi derecha, la ignoro

-Eres un bipolar – lo callo con la mirada y trato de prestar atención a la clase

-Lo bueno de llegar temprano es que puedes manipular los puestos – me hace un giño al cual respondo con un gesto obsceno con la mano

La clase ha pasado de lo más lento, y es poco lo que he logrado captar, todos aquí, en la parte de atrás, hablan todo el tiempo, agradezco que no haya dejado ningún trabajo en clase, porque una nota mala por culpa de estos tontos, no respondo.

El timbre suena y los que están cerca mío son los primeros en salir, el grupo del lindo salen casi de ultimas y yo me quedo callada y me paro frente al escritorio del profesor

-Señorita Taylor –comienza con seguridad

-Señor – no sé con qué actitud hablarle – yo… - no sé en realidad que decir, pero el silencio  me incomoda

-He visto en tu registro, que mantienes tus notas altas – pasa una mano por su cabello castaño

-si señor – apoyo mi mano en la parte trasera de mi cuello

Desde pequeña he tenido esa costumbre, cuando me pongo nerviosa, ansiosa o incomoda, apoyo las manos en la parte trasera de mi cuello y lo masajeo o rasco.

-No sé si te gustaría, como llegaste a mitad de año… hacer un trabajo extra para recuperar notas – se sienta en su escritorio y me mira expectante