Peligro y Muerte

38. Confusión

Una vez me considero lo suficientemente estable como para abrir los ojos gruño dolorida, Todo es un  mundo de pixeles ante mi cabeza, siento que mis extremidades están separadas y que cada mano y pie me pesan como mil kilos cada uno.

-Estoy empezando a hartarme de esto – trato de pasar las manos por mi rostro pero es en vano, es como levantar el martillo de thor, nada en mi lo logra.

-Yo también – esa voz…

-Neal… ¿Qué sucede? – chillo viendo todo a mi alrededor un poco más claro

Si no estoy mal esto es algo así como un garaje, pero no hay nada a mí alrededor, solo puedo ver una mesa enfrente mio y la silueta de Neal… me muevo bruscamente y las cuerdas queman y cortan mi muñecas, estoy sentada un poco reclamada hacia atrás en una silla, asumo de madera por lo rígida que es, mis piernas están amarradas en cada pata delantera de la silla y mis manos completamente ajustas en el espaldar.

-Vamos Elizabeth… te daré un  momento para asimilar todo – se ríe y lo veo mover varias cosas sobre la mesa, haciendo ruido voluntariamente

-¿En donde esta Muerte? – jadeo nerviosa cuando mi último recuerdo es el rostro nervioso de él viendo como me desplomaba sin decirle que lo quiero

-¿Muerte?... ¿no era Maverick?  - y luego suelta una fuerte carcajada – no me digas cariño que se coloco ese estúpido apodo para que combinaran – y hace ademan de un titulo en el aire – “mi sexy Peligro y el estúpido de Muerte”… por favor dime que no es tan estúpido como suena – se burla y camina hasta quedar enfrente mio   

¿Maverick? Pensándolo bien la única persona que tiene idea de ese nombre es Neal, es el único que lo ha dicho hasta ahora, y con ese nombre se refiere a Muerte… todo en mi trata de tener un orden, algo de lógica, pero no obtengo nada.

-¿Por qué haces esto? – lloriqueo con desespero, con un único propósito

El trata de descifrarme, pero parece que soy demasiado buena actriz… tanto así que posa sus manos sobre mis piernas y me mira con dolor.

Miro el vestido y está más arriba de lo deseado.

-Sh. Sh. Sh – limpia las pocas lagrimas que lograron salir

- Neal… yo…

-No tienes que hablar Eli... – besa mi rodilla como si fuese alguna de mis manos, le da un toque de supuesto amor a ese gesto

-Yo…- sollozo. Se hacerlo bastante bien porque así es como aprendí a callar mis lagrimas

-Elizabeth… todo lo que yo estoy haciendo es por ti, por nosotros – sus manos acunan mi rostro y tiemblo bajo su toque. Suena más terrorífico de lo que asumo desea lucir.

Niego repetidas veces, se perfectamente lo que estoy haciendo, se que jugar con el corazón de alguien es arriesgar mucho, pero justo ahora no se si el corazón en peligro es el mio o el suyo.

-Neal… - jadeo y el parece comprender que esto no se refiere a lo que habla

-¿Qué sucede? – su entrecejo se frunce y me ve con dulzura, temiendo haberme hecho mucho daño

-Tengo… tengo sed – respiro cortadamente para hacerlo más creíble

-Por supuesto… dame un segundo – sonríe… sonríe esperanzado y entonces abre una puerta y logro  escuchar sonidos fuertes provenientes de un hombre…

¡Muerte! Un extraño alivio me invade, no tengo la menor idea de si es él o no, pero con solo la idea puedo descansar un poco más, el no permitirá que nos pase nada… o no algo extremo.