20. En su búsqueda

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-¿Qué te tiene tan pensativa? – la voz de mi padre me interrumpe y despego la frente de la ventana solo para dedicarle una mirada adormilada

-No pude dormir muy bien, así que no pienso en nada, solo me duermo con los ojos abiertos –  le sonrió falsamente sin mostrar los dientes y me encojo de hombros mientras vuelvo a dejar caer mi cabeza en la fría ventana

En realidad los pensamientos me están comiendo viva… cuando esta mañana fuimos al aeropuerto, todo el camino me martirice pensando en lo que sucedió ayer… jamás –en la estúpida semana que llevo -  creí que sería capaz de besar a Maverick como lo hice, de pedirle tan sinceramente que lo mejor que podría hacer es dejarme en paz – aunque fuera una gran mentira- , de… de tantas cosas que he hecho esta semana, y que el protagonista de todos estos sucesos no es ni más ni menos que Maverick.

-¿Quieres desayunar ahora si?… mira que son las once de la mañana – vuelve a interrumpir

-La verdad no tengo hambre… - rasco la parte trasera de mi cuello y le digo la verdad – anoche baje a la cocina por comida y termine acabándome un par de sándwiches de Christian… ¿lo recuerdas enojado antes de irnos?... era por eso – muerdo mi labio evitando sonreír

-con razón no tenias hambre – niega divertido

-por eso insistí en que tu comieras… - ruedo los ojos con naturalidad

-entonces… ¿me acompañas a un Starbucks para tomar algo? – me dedica una mirada para luego seguir viendo el camino

-Claro – me encojo de hombros y desvió mi mirada para ver las casas

Un pequeño vacío se expande por mi pecho al sentir la familiaridad con las calles, parpadeo varias veces evitando que la simple idea de lagrimear exista, justo ahora debería dormir y evitar llorar. Cierro mis ojos poco a poco tratando de sostenerme un rato más.

-Ni se te ocurra dormir… has dormido todo el viaje – la voz de mi padre me alerta un poco

-No me estoy durmiendo, solo estoy… - muevo mis labios pero no escucho lo que digo

-Elizabeth… - hace énfasis en el “eth” para que se escuche como un largo llamado

-Lo siento, lo siento – comienzo a reír un poco estúpidamente al ver cómo me estoy quedando dormida

¡Tengo derecho a dormir!, últimamente mis pensamientos, pesadillas y Maverick, no me han dejado descansar en lo absoluto.

-Elizabeth… ¿jamás extrañaste esto? – la pregunta la formula con melancolía

-¿Qué?... ¿dormir?... Siempre lo extraño… sobre todo en la escuela – sonrió sin mostrar los dientes  

-Te pasas – niega poniendo los ojos en blanco

-No hablare del tema… simplemente dejemos tal cual esta… sin drama ¿te parece? – trato de parecer una persona civilizada y sin rencor u odio

-Claro – sonríe tras un largo suspiro – creí que había que hacer lo del abrazo las lagrimas y todo eso – arruga su nariz tratando de cambiar el tema

-Las ventajas de que tu hija haya madurado – el sueño se me ha quitado poco a poco hasta que me acomodo en la silla

El silencio nos abruma y no sé qué decir, ahora por su culpa me siento obligada a hablar, como si la tranquilidad del silencio tenga que ser perturbada solo para no sentirme tan incómoda.

-¿Qué ha dicho tu empresa sobre estos días sin trabajar? – encuentro un buen tema para seguir

-La  verdad no han dicho nada… - responde con interés – al parecer mis hijos nunca se enferman y nunca pido permisos, así que… no es tarde para empezar – ríe nostálgico

Peligro y MuerteOù les histoires vivent. Découvrez maintenant