-Podríamos decir que estas alucinando – Erika comenta a mi lado con un poco de tensión
-¿Qué? – La veo sin comprensión alguna – Estoy completamente segura de que no fue una simple alucinación – sostengo la bolsa de hielo en mi frente con un poco de debilidad
-Cariño, quien estaba a la puerta era el cartero que me trajo el vestido que compre hace unos días por internet – vuelve la mirada al celular en su mano – debes estar cansada, ha sido un fin de semana largo para ti – se encoje de hombros sin llegar a otra conclusión
-Puedo jurar que escuche a alguien contigo… alguien a quien conozco – abrazo mi estomago con nerviosismo mientras entierro los dientes en mi labio… Esto no puede estar pasando ¡yo lo escuche, lo juro, pero no sé quien era!
-Elizabeth… creo que estas cansada, deberías ir a tu casa, descansar un poco y calmarte – sus ojos me detallan con ternura y pesar, como a un cachorrito que se encuentra en la calle e inspira lamento – te acabas de desmayar mientras bajabas las escaleras… es mejor que te busquen un doctor – la verdad me irrita un poco la poca convicción que sostiene sobre mi
-No… yo no puedo ir a mi casa – murmuro adolorida – llamare a Muerte – tomo mi celular de sus manos, busco a Maverick, y lo llamo
Suena un par de veces y al tercer tono contesta, tiempo que casi se me hace eterno.
-Elizabeth… ¿Cómo estás? – se oye alegre
-bien… ¿y tú? – trato de sostener tranquilidad
-¿Por qué no contestaste hace un rato? – comenta distraído en lo que sea que esta haciendo
¡Lo sabia! Espero unos segundos para ocultar la satisfacción en mi voz – es que no lo escuche timbrar – miento. No tengo antojo de iniciar una discusión o lo que sea posible por no contestar una llamada… solo deseo dejar todo esto atrás y resolverlo cuando al menos tenga una idea de que es lo que estoy haciendo y que está sucediendo
-te tengo una pregunta- comenta sin darle mucha importancia a lo anterior
-¿sí? – una sonrisa se va expandiendo en mi rostro por el tono de voz que usó
-tu… yo… en mi casa, una noche de películas y mucha comida… – juraría que el también esta sonriendo
-¿a las nueve en tu casa? – pregunto sonriente aun sabiendo que no me puede ver
-mejor a las siete y media paso por tu casa, no quiero que salgas tan tarde sola
-en la escuela a las siete mejor ¿sí? – muerdo mi labio esperando que no pregunte porque
-hecho… allí te espero
-adiós
-cuídate, adiós…
Te quiero. La palabra se asoma en mi cabeza pero no estoy segura de decirla – adiós – finalizo la llamada
Mis ojos se dirigen de inmediato a la hora, es la una de la tarde, siento que tengo el tiempo descuadrado, que nada es lo que parece.
-oye… debo irme… quede de verme con Seth en un par de horas – masajeo mi cuello en busca de tranquilizarme – gracias por esto – le devuelvo la bolsa con hielo y me acomodo para levantarme
-eso esta bien – sonríe – Seth es un torpe y hará que te distraigas un rato – parece más tranquila
-ahora no tengo animo de nada – sonrió de lado y me levanto del sofá
-vamos… yo se que te distraerás con el – me pasa mi cartera y me la acomodo
No digo nada como respuesta, pues se perfectamente que está diciendo la verdad, Seth es como un payaso, siempre termina haciéndome reír con sus torpezas – tan pronto la ropa este limpia te la paso – señalo las prendas que me presto
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Peligro y Muerte
Fantasy"No lo veas a los ojos, no lo toques si no lo pide, no le hables si no es necesario, no sonrías si está enojado, no te enojes si esta alegre, témele y aléjate, es mejor". -- Todos los derechos reservados. Obra registrada en SafeCreative con el códig...