C A T O R C E

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—Nadie nunca me había mentido tan despiadadamente.

Soltó una risita nasal poco realista.

Eso no podía ser real, ¿cómo iba a creerle? Ese mismo día me había manipulado para obtener la ubicación del diario, dejó que aquel hombre bebiera de mí, sin escrúpulos, sin una gota de arrepentimiento; me llamó perra por lo ocurrido con Félix, y antes de que todo eso sucediera, me lanzó contra una pila de cajas y por su culpa me clavé un pedazo de madera en el estómago, herida que todavía no sanaba y dolía enormemente. Y, lo que había sucedido minutos antes: Me golpeó con un látigo. Bien, yo me la había buscado, pero eso no justificaba el hecho de que me haya golpeado sin siquiera dudarlo.

Y todo eso había transcurrido en tiempo récord. Tiempo en el que dudaba enormemente que Jason pudiera cambiar su actitud y forma de ser conmigo.

—¿Por qué no me crees? —preguntó en un susurro con voz queda, pues estaba a pocos centímetros de mí y no había por qué elevar la voz.

Viré mis ojos al cielo cuando su actitud comenzó a exasperarme. Lejos de creerle, pregunté:

—¿Para qué quieres el diario?

Hizo un ruidito de rendimiento con su boca.

—¿Qué sabes tú sobre el diario?

Ese era el rumbo que él quería tomar desde el principio, pero quería hacerlo lentamente, engatusar mis oídos y animar a mi lengua a sisear la respuesta a su pregunta. Mis sentidos se alarmaron rápidamente, pero decidí responder aquello y ver adónde me llevaba hablar sobre eso, si el terreno no me beneficiaba, entonces lo dejaría. La única forma de ganar esa pelea era controlándolo y siempre ir un paso delante suyo. Y eso era tan endemoniadamente difícil.

—Sé que menciona las debilidades de los vampiros y la forma de dominar el mundo... y la exterminación de la raza humana.

Negó lentamente con su cabeza, cabeceó y se tiró hacia atrás. Respiré ruidosamente por el espacio libre entre nosotros.

—No todo el diario habla de eso. Esa no es mi razón para tenerlo en mis manos. —No lo había negado, sin embargo. Eso quería decir que ese conjunto de hojas viejas sí era letal tanto para los vampiros como para los humanos—. Mi razón es una que todos deseamos, pero que nadie fue capaz de conseguir nunca. Nos incluye a todos los vampiros, nos beneficia a todos, pero no daña a los humanos, no influye en sus vidas.

Sonaba sincero, parecía preocupado por lo que yo iba a decirle, por lo que yo pudiera pensar respecto a esa confesión.

No le creí. Tenía mis razones, yo no podía simplemente confiar en el después de todo lo que hizo conmigo, después de sus malos tratos y sus insultos. Y porque no iba a arriesgar a la población humana por una razón tan vaga y carente de argumentos. ¿Y si lo que él decía era una verdad modificada? Una verdad a medias, algo de lo que él dijo debía tener un error, un fallo con el que yo pudiera atrapar su mentira y sellar los muros de mi confianza que poco a poco (muy extremadamente lenta) iban cayendo. Algo estaba mal, yo tenía que descubrir qué.

—¿Yo cómo puedo saber que tu intención no es dominar el mundo? ¿Cómo puedo saberlo? —Tomé aire hasta que mis pulmones estuvieran muy hinchados. Jason boqueó para hablar, pero continué hablando antes de que lo hiciera—. No me das indicios de querer lo contrario. Tu actitud contra mí hasta ahora fue una mierda. —Mi subconsciente me reprimió por decir una palabrota, pero poco me importó—. Cambiar ahora, de un minuto al otro no me hará confiar en ti, sino todo lo contrario.

Jason apretó sus labios, perplejo y quieto. Sabía que tenía razón, ambos lo sabíamos, mentir sobre eso ya no tenía caso. Él quería el diario a toda costa, incluso si eso significaba tener que engatusarme y hacerme caer en sus redes solamente para conseguir su objetivo. Mi pecho se oprimió al pensar que tuvo el descaro de hacer algo así para usarme.

Jason ©Where stories live. Discover now