T R E I N TA Y N U E V E

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Las cortinas de humos intensas y extensas debilitaban mi vista y reducían mi campo de visión, impidiéndome llegar con facilidad a las puertas de la mansión. De todos modos, terminé haciéndolo con algo de esfuerzo, y me alejé del griterío y quilombo que causaban los soldados al entrenar y manejar nuevas armas de defensa.

—Estamos preparados, comandante.

Alex me alcanzó y trotó a mi lado a la par de mi caminar, llevaba un mini traje de la verdadera armadura y un casco de cartón con una espada del mismo material. Todo un guerrerito.

—Tú estás preparado para evacuar, yo estoy preparada para pelear, campeón.

Se detuvo bruscamente y aventó exageradamente su espada contra el suelo.

—¡Ay, por favor! —se quejó de forma infantil, su voz se agudizó y desafinó.

Le regalé una sonrisa burlesca, él frunció su ceño y me sacó la lengua.
Retomé mi paso y Alex volvió a correr a mi alrededor.

—He visto niños que van a pelear, ¿por qué yo no?

—Para poder ir a pelear tienes que tener 14 años más, esos niños harán lo mismo que tú en este instante, —volteé a verlo— soldadito.

—¡Eres muy mala, Jinny! ¡¿Cómo puedes tener novio así?!

Me detuve en seco. Lo miré incrédula y anonadada, casi matándolo con mi mirada. Y Alex sonrió triunfante.

—¿Qué sabes tú sobre eso?

—Uhmm... —se hizo el pensativo, juntó sus manitos atrás de su espalda y miró a la nada, como si estuviese proyectando sus pensamientos en el aire—, sé muchas cosas —canturreó.

Se acercó a mí y me hizo una seña para que me acercara a él, entonces atrajo su rostro a mi oído, riendo maliciosamente.

—Sé que anoche tú y él se besaron.

Se alejó cubriendo su boca con ambas manos y carcajeando, yo no podía reaccionar.

No había forma de que lo supiera, no le dije a nadie sobre eso, ¡ni a Félix! Ese momento permanecía en mi cabeza y en la de Jason, no había manera de que Alex supiera algo.

—¡Bajo la luz de la luna y al son del viento! —gritó, bailando mientras un vals imaginario.

—¡Alex, silencio!

Rió y comenzó a correr, no hice más que seguirlo, tomarlo y cargarlo para llevarnos a un lugar más privado. Hay cosas que tenía que hablar con él.

—¿Cómo sabes sobre eso? Alex, no estoy jugando.

Que le hablaran seriamente no ocurría generalmente, si usaba mi voz demandante y sin gracia, Alex sabía que no se trataba de un juego, su corazón acelerado y su respiración agitada me indicaron que sabía que algo no iba bien.

—Ayer estábamos durmiendo, pero luego... ese lugar, tan sólo apareció y los vi.

Él sacó un poco su labio inferior y sus cejas bajaron, intimidado. Sabía que no le haría daño, pero me iba a enojar con él si no me decía la verdad.

—¿Por qué no te acercaste a nosotros? ¿Nos estabas...?

—Ustedes no me veían —farfulló—. Era invisible, como un fantasma, tenía miedo porque creí que iba a quedar así para siempre.

Y se notaba desesperado, estaba reviviendo todos esos sentimientos que para un niño podía ser peligroso, no me iba a sorprender que por esa sensación hubiera entrado en estado de shock por un corto lapso de tiempo.

Jason ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن