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Durante casi todo el vuelo Adler se pasó pensando en Frieda y recordando cada momento que pasó a su lado, se sentía feliz, enamorado y pleno. Antes de viajar, había pasado todas las fotos que se habían tomado a un pendrive y había reseteado la cámara que le daría a Nikolaus de parte de Carolina y Rafael. Apenas llegó y salió de la zona de desembarque, los vio esperándolo, su madre estaba ansiosa y daba pequeños brincos en su sitio, Adler no pudo evitar pensar que el tiempo había pasado demasiado rápido para él, pero probablemente no fue así para su madre.

Berta corrió a abrazarlo y él la envolvió en sus brazos, era menuda a su lado. Niko le sonrió y Adler lo notó más emocionado que de costumbre, con su madre aun abrazada a su cuerpo se acercó más a él.

—Hola, hijo. Bienvenido a casa —dijo saludándolo. Los tres se fundieron en un abrazo que siempre solían compartir y Adler se sintió bien de estar con ellos aunque sea por unos días.

Durante el regreso a casa le hicieron miles de preguntas, de algunas ya sabían las respuestas pero preguntaron igual, sobre la universidad, sobre sus amigos, sobre la familia y sobre su vida allá en general. Nikolaus le preguntó si había conocido a alguna chica interesante y Adler solo sonrió y respondió vagamente que había conocido a mucha gente interesante.

Berta le preguntó cómo le había ido con Frieda y si habían logrado sobrevivir. Todos en esa familia sabían que aquello sería probablemente lo más difícil, Adler sonrió al oír su nombre y pensó como responder a aquello.

—Frieda es... una chica divertida y especial —respondió y sus padres se miraron confundidos—. Creo que hemos encontrado una manera de llevarnos bien —afirmó y Berta solo sonrió.

—Eso me agrada, es lo que hemos intentado por años, que ustedes dos aprendieran al menos a tolerarse. —Adler rio al oír aquello, ahora hacían mucho más que eso.

Cuando llegaron a la casa el chico fue hasta su habitación para tomar un baño y descansar un poco. Antes de meterse a la ducha puso su celular a cargar, y cuando salió del baño lo revisó, ya tenía tres mensajes de Frieda.

«¿Ya llegaste? Dime que estás bien...»

«Ad... ya te extraño, ¿es eso normal?»

«Oye... ¿Cuándo regresas?»

Adler rio ante los mensajes y se dispuso a contestarlos:

«Ya llegué y estoy todo lo bien que se puede estar considerando que estamos separados. También te extraño así que asumo que es algo normal... Es tarde y tengo sueño, voy a dormir un rato ahora... me encantaría tenerte a mi lado, aunque así seguro no podría dormir...».

Lo envió y no tardó en recibir una respuesta.

«Aquí es muy temprano para dormir pero estoy aburrida sin ti. Creo que iré a lo de Marcia o veré alguna película. Descansa, amor y escríbeme en cuanto despiertes, te contestaré apenas te lea. Acostumbrarnos a las diferencias horarias será complicado».

Ni príncipe ni princesa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora