Capítulo IV

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Febrero, 2007Dos meses después

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Febrero, 2007
Dos meses después

Los vasos de plásticos chocaron entre sí antes de que sus dueños se los llevaran a la boca, bebiendo su contenido. Vodka puro con aquel peculiar sabor dulzón gracias a los caramelos de menta suave que habían reposado toda la noche en el fondo de la botella. Luego todo era cuestión de colarlo con un filtro y allí tenían, una forma rápida y eficaz para coquetear con los primeros síntomas de la embriaguez. Tan de vida universitaria eso.

Y de un alemán del grupo que se negaba a dejar las tradiciones más arraigadas de su país atrás, claro. Las propias de Londres, en noches como aquellas, pasaban a segundo plano.

—¡Harry, Harry, Harry! —vitoreó el grupo de veinteañeros cuando los vasos, vacíos, cayeron sobre la mesa.

El aludido sólo levantó ambas manos mostrando que el suyo, de mayor capacidad, también se hallaba sin una gota de líquido. La sala entonces volvió a estallar en chiflidos y aplausos.

El comedor de la residencia universitaria parecía inundado de globos de colores y algo parecido a confeti. La música pop emanaba de una pequeña radio y el grupo de unos quince jóvenes comenzaba poco a poco a moverse al son del ritmo. Los ojos verdes de Harry se entrecerraron cuando la melodía se coló en sus oídos, mas los abrió de golpe cuando de repente se vio envuelto entre risas en una sábana enorme que hasta hacía un momento colgaba del techo a modo de pancarta con un "Feliz cumpleaños, Harry" pintarrajeado con bolígrafos y subrayadores de colores. Decorado también con la firma de todos los que habían colaborado en la fiesta sorpresa.

Febrero llegó y ese año hacía diecinueve que Harry nacía. De pequeño siempre aguardaba emocionado tal fecha y sin embargo ese mismo año no fue consciente de lo rápido que la marcó el calendario. Tuvo que exponer una presentación ese jueves y planeaba quedarse hasta tarde leyendo un artículo que uno de sus profesores había recomendado ojear para el día siguiente. Se suponía que aquel uno de febrero no iba a ser más novedoso pero sin lugar a dudas todo cambió en el momento que un ensordecedor "Sorpresa" lo dejó boquiabierto cuando ingresó en el comedor a la hora de la cena.

Casi pudo poner los ojos en blanco imaginándose a la mente pensante de todo aquel jaleo.

—¡Felicidades, Harry! —volvió a chillar un beta alemán mientras servía más del vodka preparado en su vaso.

El ojiverde quiso abrir la boca, pero unas palmadas en su espalda llamaron su atención cuando más compañeros le repetían la felicitación y que si le había gustado la sorpresa.

El vodka, sin duda, comenzaba a no dejar indiferente a nadie.

Chicas omegas y betas bailaban saboreando nuevos tragos y riendo alto cuando otro compañero apareció para pasearse con una bandeja de chupitos de tequila. Harry no pudo evitar soltar una carcajada cuando aquel rubio hizo casi una reverencia, imitando a duras penas la posición de un camarero profesional.

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